• Eduardo Retamal, ex Guía de Universidad de Chile
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Era un partido demasiado importante el de este domingo en Chillán, si es que la U pretende lograr una nueva estrella. Pero el director técnico azul lo relativizó desde el comienzo.

Como si no existiera el antecedente del 2-4 que le significó, en esa misma cancha, la salida de Franco de la U, Figueroa plantó un equipo turbio frente a Ñublense.

Ni línea de tres ni línea de cuatro, tres en el fondo más su invento: que Videla se meta a entorpecer el trabajo defensivo. El argentino dejó botear un despeje largo de los chillanejos para transformar un pelotazo en la apertura de la cuenta del local.

Desperdició un tiempo con César Cortés en la cancha, un jugador que muy pocas veces ha justificado su contratación, se muestra y asoma encarar pero jamás lo hace y menos generar desbordes por ese flanco izquierdo que extraña a gritos el surco que dejaba Mena con sus proyecciones al gol.

Como las cosas nuevamente están difusas en la retaguardia azul, otro pelotazo deja mano a mano al último hombre azul de esa jugada con el grandote Varas, un error de táctica básica.

El resultado: el enjambre azul corriendo contra su arco no logra detener otro ataque que termina en el fondo de las mallas, luego que el centrodelantero sureño se sacara a los manotazos a Sills y luego en pared venciera las dudas de la salida de Marín con toda la defensa azul en el área.

Lisa y llanamente: desorden.

A la U, amontonar jugadores en el área roja y sus inmediaciones con la posesión del balón, le alcanzó sólo para empatar angustiosamente con el dudoso penal sancionado a Rubio y que Díaz bien concretó.

La realidad azul es que la U no puede prescindir de algunos jugadores que son claves como Herrera, Rojas y Aránguiz. Ellos debieron estar en la cancha, aún llegando en las vísperas del partido, luego de un largo viaje desde Europa. Contra Irak solamente Pepe jugó el partido completo, Charles lo hizo 60’ y Herrera miro el partido desde la banca.

Las consecuencias a los errores de incluir a César Cortés, Videla y Marín, junto con prescindir de los seleccionados con señales de personalismo y relativizar la importancia del pleito, impidieron a la U ganar un partido accesible y aprovechar bien otra fecha sin triunfos en la cima de un torneo de 17 fechas. Es diferente estar a un punto y acechar el liderato con ansias, que tener que descontar tres puntos.

Ahora la incomodidad se traslada al ámbito internacional: donde la misión azul es lograr una diferencia y triunfo como local que permita viajar a Quito a buscar un resultado factible para la U, evitando de este modo otra temprana eliminación de la Copa Sudamericana ganada brillantemente en el lejano 2011.

Se da por descontado el regreso de los seleccionados frente a los ecuatorianos, pero hay incógnitas que permanecen:

¿Cómo organizará el ataque azul con la abundancia de delanteros?

¿Cómo logrará obtener rendimiento de una defensa que a  nivel local se ve vulnerable y frágil?

¿Tendrán más oportunidades Videla y César Cortés?

¿Cómo planteará el partido del miércoles en el Nacional?

¿Insistirá en la fórmula del “enganche” y tres puntas que reciben mucha marca de los rivales?

Hay mucho que digerir en la larga espera de esta semana hasta que la U nuevamente salga a la cancha en el Nacional frente al Independiente José Terán.

El hincha azul espera alegrías frente los discretos ecuatorianos y el domingo con los pálidos pumas pero no hay certezas que el fantasma pueda brindarlas.