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Martín Lasarte: ¿Se puede mejorar el triste presente de la U?

El equipo de Lasarte pasó del cielo a la tierra, a su paupérrima actuación en el torneo local, ahora sólo suma dudas para la Libertadores.

A fines del año pasado, nadie pudo imaginar que, luego de unas escasas semanas de verano, la suerte y presente de la U cambiaría absolutamente. Casi como en la preparación de una tortilla, el chuncho pasó del mayor éxito con una nueva estrella en el palmarés, al abismo en la tabla de posiciones, donde ocupa un vergonzoso penúltimo lugar!

La preocupación azul está aplacada por el verano y sus tiempos, la cercanía del debut en Copa Libertadores nos hace tener otras miradas o más bien profundas preocupaciones. La U está jugando particularmente mal en momentos claves de los partidos, no tiene la claridad ni tampoco el talento y la energía necesaria para desequilibrar en el área contraria y sufre con las torpezas de jugadores importantes que han favorecido al rival con sus voluntarias equivocaciones. A lo anterior hay que sumar las flaquezas que muestra una zaga que cada vez con mayor frecuencia retrocede mirando su propia valla.

En cualquier otro club realmente importante a nivel internacional, los casos de Venegas, Espinoza y la ausencia del banco del propio técnico, convocarían a los directivos para adoptar medidas preventivas o derechamente correctivas. Más aún, ha trascendido que los directivos azules además de mantener comunicacionalmente la confianza en el cuerpo técnico, están complacidos con el trabajo de Martín Lasarte. Una vara de evaluación única e insólita.

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Con el rendimiento actual, de mantenerse, la U quedará involucrada con los promedios del descenso, un horror que ya vivimos a fines de los ochenta. Hoy nadie se acuerda de lo que significa eso, pero sí saben la pérdida de valor para la sociedad que eso significa. No hay que preocuparse el último día, como entonces, sino que ahora, pues en un campeonato parejo -futuro- puede ocurrir que la suerte nos de la espalda y quedemos pidiendo explicaciones vanas e inútiles.

Como si la tabla de salvación fuese la Copa Libertadores, la U debe arrancar bien en un grupo que no lo tiene como favorito: ganar como local a Emelec y robar un punto en una visita muy complicada a Porto Alegre permitirían acercarse a los diez puntos en seis partidos que asegurarían una clasificación. Ganando los partidos como local y sin sumar en Guayaquil y La Paz, la U podría clasificar. Incierto y difícil futuro del chuncho en esta Libertadores.

El hincha románticamente se limita a amar al chuncho sin mayores consideraciones y tiene una gran paciencia para la segunda plantilla del futbol chileno. Algo diametralmente opuesto a lo que ocurre en la vereda del frente. Es bueno poner junto al amor filial la exigencia de quien desea lo mejor para su equipo.

Miremos y escuchemos a los xeneises, que visitan Chile esta semana por el mismo torneo. Aman, alientan y son irreductibles en su pasión, pero también exigen para sus colores lo mejor y no tienen paciencia alguna con sus jugadores, salvo excepciones para sus grandes jugadores, el último de ellos Riquelme.

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