• Eduardo Retamal, ex Guía de Universidad de Chile
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“Para hablar y comer pescado hay que tener mucho cuidado”, decían las abuelitas hace décadas atrás, hoy las abuelas son tal vez demasiado modernas y buscan asimilarse de algún modo a sus hijas e incluso a sus nietas con extremo look juvenil, mientras lo que digan no tiene esa importancia. En el caso de una estrella del fútbol en un equipo con problemas económicos y también de rendimiento deportivo, sí tiene validez recordar esa frase.

Pues no se puede o más bien no debe el jugador criticar las decisiones de los dirigentes exponiéndose a la querella de sus empleadores, la que en este caso se tradujo en un fuerte y público cuestionamiento de quienes no estuvieron a cargo del club los gloriosos años 2011 y 2012 donde Herrera se ganó el respeto mayoritario de la opinión futbolística del país, a excepción grupos de exaltados hinchas en diversos roles.

Ahora sin los lauros en las sienes, Herrera debe callar o exponerse y optó por hablar criticando la gestión deportiva, a sabiendas también de que no es prudente criticar a sus ascendentes jerárquicos.

Así que deliberado o no lo que dijo, Johnny Herrera catapultó su salida de la U, y como anticipó esta columna, hay que hacerse la idea que otro golero llegará a hacerse cargo de la portería de la U. Tal vez no sea la hora de De Paul, pero hasta que llegue una nueva contratación, tendrá la primera opción.

Pero no es tan sencillo, la ficha del golero es una de las más caras del país y en Chile es muy difícil buscarle un club que pague toda su remuneración mensual. Si se trata de partir al extranjero, tendrá que contar igualmente con el acuerdo del golero.

Una despedida algo abrupta, pero proyectada por el mal rendimiento de la U arrastrado durante todo el año y producto de la gestión tanto de Beccacece como la del extraño triunvirato de históricos ex jugadores de la U devenidos en entrenadores, un invento y fracaso que no tiene aún un progenitor conocido.