• Eduardo Retamal, ex Guía de Universidad de Chile
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Que el cacique hace rato está perdido en el planeta fútbol chileno es un hecho que solamente los más acalorados hinchas albos pueden intentar desconocer. Pasado el período donde Claudio Borghi dispuso de jugadores como Sánchez, Valdivia, Vidal, Suazo, Fernández y algunos más en plenitud de rendimiento, poco a poco comenzó a oscurecerse –vaya paradoja- el panorama albo.

Bueno hubiese sido ver al muchacho de Castelar vérselas con los jugadores que llegaron a intentar reemplazar a los muy buenos jugadores que partieron agrandando una brecha de calidad que sigue creciendo hasta el día de hoy. Finalmente optó por presentar su cuarta renuncia para regresar –ahora como director técnico- a Argentina.

El Directorio de Blanco y Negro -controlado por Hernán Levy Arensburg- no se ha caracterizado por tener ni lejanamente la necesaria dosis de sagacidad futbolera en la toma de decisiones. Como su gestión está siendo seguida desde lejos por la masa de hinchas colocolinos ha optado por descansar en la figura de una Presidencia gestora y de alta exposición pública acompañada de costosos asesores permitiendo que el plantel albo sea coto de caza de agentes y representantes, quienes anónimamente han ido construyendo este tobogán albo en Macul.

Miradas hacia la U

Foto: LUN

Mientras las contrataciones albas no responden, Junior Fernández responde con goles.

Ahora, este grupo de hombres de negocios –luego de la anunciada renuncia a la presidencia de su principal accionista- están mirando hacia el único ejemplo admirable desde la generalidad del éxito deportivo y económico de la U.

Azul Azul presenta flancos en su gestión, como las evidentes deficiencias en la planificación de las ventas de jugadores, la teleserie y partida a China de Canales, reflejan el candor azul que se quedó sin un delantero centro de nivel internacional a horas del inicio de una Copa Libertadores.

Por contrapartida, la dirigencia de la U sí tiene logros importantes: apostar con acierto en la contratación de un desconocido Sampaoli luego de un proceso de selección; canalizar la inversión en una infraestructura de óptimo nivel como el CDA; el fortalecimiento de las divisiones inferiores que está comenzando a nutrir el plantel profesional dirigidas por un ex albo, Juan Gutiérrez; la política de compras de jugadores, que comparte el riesgo en el éxito o fracaso en la adquisición de jugadores con el club de procedencia manteniendo un porcentaje controlador del pase del jugador.

Hay otra diferencia importante: los dirigentes de la U han sido y son futboleros, por lo que tienen un conocimiento natural del mercado futbolístico; la dirigencia alba y Hernán Levy en particular han demostrado que no sabían en el negocio en que están metidos y han reaccionado a cada contingencia pagando una y otra vez el noviciado, exhibiéndolo con orgullo en los medios de comunicación.

En lo personal tengo algunas dudas si el valor de la acción de Blanco y Negro S.A. –una acción que no tiene una gran presencia bursátil- tiene incorporado aún el componente de los descalabros financieros del cacique, pongo un ejemplo: Osmar Molinas (25) llega contratado por 4 años! desde Olimpia en 600 mil dólares por un porcentaje de su pase, luego de superar –aparentemente- una grave lesión al peroné que sufrió en su país. Compraron -caro o barato según se mire- un jugador roto al que le ofrecieron además un contrato largo.

Va a ser interesante poner oído a lo que haga el Directorio de Blanco y Negro luego de la partida de Levy de la presidencia, por ahora se busca alguien para agarrar un fierro muy caliente al que financieramente le concederán muy poca capacidad de maniobra, pues Mackenna y Levy no hicieron buen y razonable uso de ella.

Mientras esto sufre el cacique en una prestigiosa y europea clínica de Santiago por estos mismos días un bebé llega al mundo, en los primeros instantes de vida un profesional en el quirófano le avisa al oído a la criatura: “la U es el mejor equipo del mundo”, un dato partidario para ubicarse en la realidad de hoy.