• Eduardo Retamal, ex Guía de Universidad de Chile
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Una cierta dosis de conformismo surge luego del empate de la U anoche bajo la implacable lluvia del Nacional Julio Martínez Pradanos. El empate de la U,  o mejor dicho el empate que logró Santos en su visita a este lado de Los Andes tiene puntos en común con un similar resultado que obtuvo Boca en su visita por la Libertadores constatando el visible techo de rendimiento que tiene el equipo azul, más allá de las ausencias que, por lo demás, siempre alternarán en un plantel competitivo.

Tiene razón para estar molesto Sampaoli: el obsesivo del perfeccionismo táctico comienza a fastidiarse por tener que reinventar su fórmula cada comienzo de temporada y asumir, también luego de iniciadas las competencias semestrales, que partan jugadores claves que debilitan aún más su enjuta plantilla en algunos puestos relevantes.

Foto: José Alvújar

Lo que tiene la U ahora es menor en rendimiento que lo que dispuso el técnico el 2011.

El caso de Angelo Henríquez es reflejo de lo anterior: ya había conseguido obtener un rendimiento apropiado para la alta competencia y exigencias de la Copa Libertadores en un chico de apenas dieciocho años. En vez de llevarlo junto al plantel a Japón, y blindarlo al menos hasta diciembre, debe obligatoriamente cederlo ante la convocatoria de una de las selecciones nacionales de la ANFP –la misma que tolera y ampara caprichos como el de Borghi con Herrera-; el rendimiento de “la rojita” es satisfactorio en Europa, el jugador se mostró bien y marcó goles, lo miraron de cerca Sir Alex Ferguson y sus colaboradores comprándolo en definitiva para el United.

¿Quiénes ganaron?

Manchester United por hacerse de un jugador de gran proyección internacional, Azul Azul por una venta importante que la relaciona con el equipo de fútbol económicamente más importante del planeta y el jugador junto a su grupo familiar quienes deben trasladarse a hacer una nueva vida en Europa agradecidos para siempre de la U.

¿Quién perdió en la operación?

Jorge Sampaoli. El técnico de la U ahora tiene adicionalmente el problema que para el puesto clave de centrodelantero tiene solamente a un hombre, cuyo nivel es probado solamente en la competencia local y que es una incertidumbre en el ámbito internacional –Enzo Gutiérrez- y que solamente maneja un perfil con naturalidad, obviamente el izquierdo,  a diferencia de Angelo, quién maneja con soltura y efectividad ambos perfiles.

La única opción que tiene Sampaoli para este problema es ir a la cantera azul a preguntar si tienen allí algún otro “Angelo” disponible. Con urgencia la directiva azul le buscará un “refuerzo”, rubro que con dificultades aprueba, pero que solamente podrá jugar en la Copa Sudamericana.

La U se las arregló medianamente bien frente a Santos, como frente a Boca, pero no consiguió ganar un partido muy importante para sus pretensiones. Deseos que son muy diferentes a los que encontramos en el barrio donde los equipos “importantes” del medio se aferran o aspiran a quedar solamente entre los ocho primeros y apostar después a la ruleta de los play offs donde, con tres partidos aceptables, llegas a la antesala de la final y del título. La U es una isla en el océano de la mediocridad del fútbol chileno.

Otra conclusión de las muchas a las que se pueden llegar en este momento, como que no es sustentable vender ante cada oferta conveniente para el club y el jugador -recordemos como mataron a River Plate en Argentina- o que los productos de las fuerza básicas necesitan asentarse en el primer equipo y dejar su aporte a la institución, es que lo que tiene la U ahora es menor en rendimiento que lo que dispuso el técnico el 2011.

Azul Azul está vistiendo un santo, las utilidades y los buenos negocios, el proyecto del estadio, pero está desvistiendo otro: los sueños de un técnico que no tiene reemplazo y que puede irse pegando un portazo. Los sueños de la hinchada también corren peligro.