“Harry Potter y el Legado Maldito”: ¿Se justifica una nueva historia?
- Matías Bakit, Equipo de Literatura Fantástica
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Harry Potter, para mí, como para tantos otros millones de personas, es bastante más que un simple libro. Todos, supongo, tienen una explicación diferente. En mi caso, las siete novelas de J.K. Rowling, conformaron para mí un portal; uno para comprender mejor mi gusto por la fantasía. Y, sobre todo, para compartirlo con otros.
Claro que había leído otros libros de fantasía. Y mejores. Pero nunca antes había sentido la expectativa de esperar por una nueva entrega de la saga. No había visto crecer personajes en la medida en que iba creciendo yo. No me había visto envuelto en un mundo que era, a la vez, tan parecido y tan diferente al mío. Y sobre todo, no había experimentado que muchas personas más sintieran lo mismo. Que hablaran de lo mismo. O que comenzaran a buscar, en los anaqueles y estantes de las librerías, trabajos similares, que pronto llegarían a raudales, para bien y para mal.
Lo que más me gustó —y aún me gusta— de los libros de Harry Potter es la forma, el detalle, el cariño con que la autora construyó ese mundo. Con la magia presente en todo aspecto, con personajes —principales y secundarios— brillantemente bien desarrollados, con cerveza de manteca, con patronus, con Quidditch, con honeydukes, con peeves, con Voldemort, Hermione, Harry, Snape, Dumbledore. Y sobre todo, con lugares donde sentirse protegido. Con el número 4 de Privet Drive, con el número 12 de Grimmauld Place, con La Madriguera y con Hogwarts, el lugar que siempre estará ahí, como dijo la autora, “para darnos la bienvenida a casa”.
Dicho esto, podrán entender mi entusiasmo y emoción por enterarme de la llegada de un octavo libro de Harry Potter. Por meterme de nuevo, de cabeza, en ese mundo. Aunque, cabe preguntarse: ¿era necesario un octavo libro?
Yo digo que sí. Soy un mal viudo de sagas y reconozco que quisiera que siguieran casi para siempre. Pero en este caso concreto, consideraba que el círculo no había cerrado de la mejor forma. Tuvimos un buen final, aunque algo abrupto, que dio paso —como si nada— a un desabrido y cursi epílogo de varios años después. Para mí, se necesitaba algo.
Es con esta esperanza y expectativa que comencé a leer “Harry Potter y el Legado Maldito” (Salamandra, $ 14.950), escrito por J.K. Rowling, John Tiffany y Jack Thorne.
Esperanza y expectativa que, lamentablemente, no fueron del todo cumplidas. No es que el libro fuera malo, no es que la historia fuera aburrida. En ningún caso lo calificaría como un desastre. Pero hay un problema insoslayable. No parece Harry Potter. Si me preguntan directamente, no es Harry Potter. Es un fanfic, aunque uno bastante decente.
Sin entrar en spoilers que, entiendo, en este caso serían más imperdonables que una maldición, vayamos por parte.
Lo primero y evidente es que “Harry Potter y el Legado Maldito” no es una novela. No esperen una. Se ha dicho, no es novedad, lo sé. Pero aun así, el formato genera sorpresa y un poco de rechazo. Es un guión de teatro; la transcripción de un guión de teatro. No tiene el detalle de los lugares, atmósferas, personajes. Todo es muy rápido. Demasiado.
Otro punto. Los personajes. En un principio están bien desarrollados. Harry parece Harry, Hermione parece Hermione. Ginny, especialmente, está muy bien mostrada, creo yo. Pero después todo cambia. En la medida en que la trama avanza, nuestros personajes favoritos dejan de actuar como ellos. Y honestamente, nunca nos enteramos por qué. Ya hacia el final, no son los de siempre. Son otros. ¿Por qué?
Y la trama. Rápida, ágil, como sacada de una serie de televisión. Pero en ningún caso como si estuviera basado en los siete libros originales. Hay poca magia, hay poco mundo de los magos, hay motivaciones sin sentido y giros sin explicación. Y sobre todo, hay un desarrollo que parece impropio de J.K. Rowling. Parece otro escritor. Y quizás lo sea. ¿Cuánto estuvo ella involucrada en esto? Dudo mucho que al 100%. Y si ella no hubiese visado este proyecto, yo habría apostado a un 0%.
La cruda realidad. Para mí, “El Legado Maldito” es más un fanfic que otro libro de Harry Potter. Entonces, me pregunto de nuevo: ¿era necesario? Así no.
Atención. No digo que no lo lean. Léanlo y establezcan su propia opinión. El libro tiene sus momentos. Sobre todo cuando los personajes que más queremos están, de nuevo, todos juntos. O al principio, cuando nos los presentan. Los sentimientos están. Pero alma del libro falta.
¿El consuelo? Jamás nos quitarán los originales. Y yo las tengo a mano para recordar viejos tiempos.
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