¿Te imaginas ante la posibilidad de viajar a otro lugar del universo, pero sin saber exactamente a dónde ni si podrás regresar de él? Bueno, esa es precisamente la idea central de la novela “Pórtico” (Nova / $ 7.900), del estadounidense Frederik Pohl. Un verdadero clásico imprescindible de la ciencia ficción. Y de paso, una de las novelas más galardonadas del género, considerando que en su momento recibió los premios Nebula (1977), John W. Campbell Memorial (1978), Hugo (1978) y Locus (1978).

Veamos qué la hace una obra tan particular.

“Pórtico” se transformó en el inicio de una saga que se extendió durante la década de 1980.

La historia de la Tierra da un giro radical cuando la humanidad descubre en un pequeño asteroide que orbita alrededor de Mercurio, una base espacial alienígena abandonada. Allí quedaron cientos de naves espaciales, cuya tecnología resulta tan avanzada como incomprensible. Pero que están programadas para despegar en piloto automático hacia algún destino lejano y desconocido del espacio.

Las primeras indagaciones permiten asumir que pertenecían a una antigua raza llamada los Heechee, que nació, se desarrolló y desapareció mucho antes de que surgieran los seres humanos.

En este escenario es que existen los “prospectores”, personas que deciden correr el riesgo de subirse a alguna de estas naves: no saben realmente cómo funcionan, desconocen el lugar de  destino, ignoran cuánto tiempo durará el viaje y no pueden alterar el rumbo. Pero si al final del viaje encuentran algo valioso y logran regresar, se convertirán en personas muy ricas.

Obviamente, muchos de los “prospectores” desaparecen y mueren. Pero algunos han regresado, como Robinette Broadhead, quien ahora vive entre lujos gracias a la fortuna que obtuvo tras correr ese riesgo. Sin embargo, tener asegurada su vida no le permite dejar atrás el dolor de haber sido el responsable de la desaparición de su esposa en un agujero negro.

“Pórtico” fue el título con el cual Pohl inició una saga que continuó con “Tras el incierto horizonte” (1980), “El encuentro” (1984), “Los anales de los Heechee” (1987) y “Los exploradores del Pórtico” (1990), que es una colección de relatos. Además de “El muchacho que viviría para siempre”, parte de la antología “Horizontes lejanos”, de Robert Silverberg.

En ellas los lectores podrán descubrir qué ocurrió realmente con los Heechee, los motivos de su huida y el secreto de una terrible amenaza que se acerca a nuestra galaxia.

Frederik Pohl también es autor de otras emblemáticas obras como “Los mercaderes del espacio” (1952) y “El túnel al final del tiempo” (1955).

Sin duda, esta reedición de “Pórtico” es una estupenda oportunidad para descubrir o releer este verdadero clásico de la ciencia ficción.