El año 2005 el célebre boxeador norteamericano Mike Tyson, ex campeón del mundo de boxeo en la categoría Peso Pesado y quien acababa de visitar Argentina, donde se presentó en el show televisivo de Diego Armando Maradona, aterrizó en la ciudad brasileña de Sao Paulo, donde de inmediato quiso conocer la vida nocturna local. Sin embargo, su presencia desató de inmediato un gran eco entre los medios brasileros, que enviaron prontamente a sus reporteros y fotógrafos a seguirlo.

Mike Tyson y su amigo Diego Armando Maradona.

Tyson, previamente, les había pedido a los medios brasileños que respetaran su privacidad, pero no hubo caso. El ex boxeador había acudido a un centro nocturno llamado ‘Bahamas’, donde se estaba divirtiendo, pero cuando notó la presencia de Carlos Melo, camarógrafo del Sistema Brasileño de Televisión (SBT), perdió totalmente los estribos.

Según los testigos, Tyson empujó al camarógrafo, le dio un golpe, azotó su cámara contra el piso y destruyó toda evidencia; tras este polémico acto, se fue a otro local nocturno, donde fue detenido por la policía, pues el reportero lo había denunciado.

Mike Tyson permanecería detenido desde las 4 hasta las 8 de la madrugada, siendo liberado sólo para quedar citado al día siguiente al Juzgado Especial Criminal. El ex boxeador, en vista que los medios brasileños habían arruinado su estadía en Sao Paulo, tuvo entonces una idea genial, que causaría el odio inmediato de todo el pueblo brasileño.

Sabiendo de la eterna rivalidad futbolera que existe entre Brasil y Argentina, y para burlarse de todo el pueblo brasileño, Mike Tyson fue a declarar ante el juez vestido con la camiseta N°10 de la selección argentina de fútbol, que le había regalado días antes su amigo Diego Armando Maradona en su programa de televisión. El “Pibe de Oro, incluso, se la había autografiado con una cariñosa dedicatoria: “A Mike con amor”.

De más está decir que Mike Tyson se ganó de inmediato el odio de todo Brasil, aunque ello no le importó en lo más mínimo. Con respecto a su lío con la justicia, el juez lo dejó en libertad luego de que el ex púgil admitiera que había destruido la cámara del reportero y lo había golpeado con ella en la cabeza luego de pedirle en vano que dejara de grabarlo.

Al cabo, Tyson sólo tuvo que hacer algunas horas de trabajo comunitario, mientras se reía para sus adentros por haber hecho enojar a todo Brasil en la propia tierra de la samba.