El 30 de junio del 2002, en pleno invierno, en una mañana muy fría y en una de las acciones de arte más comentadas del nuevo milenio, cuatro mil chilenos se despojaron de sus ropas en los alrededores del Parque Forestal de Santiago, a un costado del Museo de Bellas Artes, para posar totalmente desnudos para el lente del fotógrafo norteamericano Spencer Tunick.

La masiva sesión de fotografía de miles de cuerpos desnudos, que dio cuenta de lo mucho que había cambiado la sociedad chilena tras una década de la vuelta a la democracia, fue seguida con mucho interés por todos los medios de prensa.

Las cámaras de televisión de los noticiarios, al reportear el hecho, captaron que entre los cuatro mil santiaguinos que habían decidido posar para Spencer Tunick tal como Dios lo había echado al mundo, se encontraba una anciana de 72 años de edad llamada María Cristina Fuentes Quiñones, quien tras ser entrevistada por un periodista confesó que “esto es estupendo, mijito. Me queda tan poco tiempo; tengo 72 años, voy a cumplir 73, y quiero ser libre y hacer lo que yo quiera”.

De la noche a la mañana la señora María Cristina Fuentes se transformaría en un personaje muy conocido, siendo conocida desde entonces como “la abuelita de Tunick”.

Sin embargo, pocos sabían que esta mujer que había nacido en 1929 en Arica, que trabajó como enfermera, que se radicó en la población Lo Cañada Norte de Lo Prado -donde crió a sus hijos Juan y Aurora- y que participaba activamente de la parroquia Cristo de Emaús, acudió a la convocatoria del fotógrafo Spencer Tunick para hacer una suerte de declaración personal, tras pasar más de un año y medio detenida durante el gobierno militar por razones políticas. “Fui para demostrarles que me tuvieron muy aplastada, aunque nunca como a la gente que perdió a sus seres queridos; pero me levanté y fue como decirles: ¡aquí estoy!”, declaró.

La fama conseguida por “la abuelita de Tunick” fue tal que fue invitada por el famoso animador de TVN Felipe Camiroaga para ser entrevistada en la idílica casa que el animador tenía en la localidad rural de Chicureo, en los extrarradios de Santiago.

Esa entrevista -en la que la anciana relató cómo se había convertido en ejemplo de su generación y sus deseos de que este mundo fuera más solidario y humano- tuvo la particularidad de que se hizo con ambos completamente desnudos (incluso anduvieron a caballo sin ropas), para emular el ambiente que reinó durante la recordada sesión de fotos de Spencer Tunick.

El año 2013, tras el trágico fallecimiento del animador Felipe Camiroaga en un accidente aéreo, “la abuelita de Tunick” relataría que “las conversaciones que tuvimos en privado con Felipe fueron de nuestras respectivas familias: yo le hablaba de cómo había sido mi mamá y él de la suya. No hablamos cosas de farándula, entonces tengo muy bonitos recuerdos de él y respeto mucho su ausencia eterna”.

La recordada señora María Cristina Fuentes, mejor conocida como “la abuelita de Tunick”, fallecería en junio del año 2019, a los 89 años de edad, entre el amor de sus hijos y nietos y, por supuesto, en el recuerdo de millones de chilenos que vieron en ella un símbolo de dignidad y libertad personal.