El gol de Maradona a los ingleses: Historia de la mejor jugada de todos los mundiales
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- Jorge Fuentes
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El 22 de junio de 1986, en los cuartos de final de la Copa Mundial de Fútbol disputado en México, se enfrentaban en el estadio Azteca Argentina e Inglaterra, en un encuentro futbolístico no carente de morbo, especialmente tomando en cuenta el conflicto bélico protagonizado por ambas naciones por las Islas Malvinas, ocurrido sólo cuatro años antes y que se saldó con una victoria absoluta de los ingleses.
115 mil personas abarrotaban ese día las graderías del estadio Azteca, mientras millones de televidentes, repartidos en todo el mundo, estaban pendientes de la transmisión televisiva.
El encuentro no pudo partir con un gol más polémico. En el minuto 6 del complemento, tras saltar mano a mano con el arquero inglés Peter Shilton, que lo aventajaba en 20 centímetros, Diego Armando Maradona, el cerebro creador en un equipo plagado de talentos (Burruchaga, Valdano, Trobianni, Borghi, Bochini, Tapia, Giusti, Olarticoechea, Enrique) abrió la cuenta con un supuesto cabezazo, aunque las imágenes comprobarían que había sido con la mano -el gol que sería bautizado posteriormente como la “Mano de Dios”-. Argentina ganaba con un gol viciado que con toda probabilidad iba a desatar una polémica mayúscula después del partido, pero nadie, absolutamente nadie estaba preparado para lo que iba a ocurrir en el minuto 55 del partido.
En ese minuto Diego Maradona recibió, dentro de su propio campo y cerca de la mitad de cancha, un pase del mediocampista de River Plate Héctor “Negro” Enrique. En ese instante el jugador nacido en la pobreza de Villa Fiorito se aprestaba a entrar en la historia. Sin apenas levantar la cabeza y con el balón pegado siempre a sus pies, Maradona se fue en pos del arco inglés, eludiendo a cinco jugadores ingleses (Hoddle, Reid, Sansom, Butcher y Fenwick). Tras acercarse al área chica inglesa, y cuantos todos pensaban que iba a rematar de inmediato al arco, Maradona se enfrentó al portero Peter Shilton. Cuando el arquero salió a cortar su avance, Diego lo amagó y, con el arco a su disposición y casi cayéndose, mandó la pelota al fondo de la red. El estadio estalló de admiración, mientras millones de televidentes en todo el planeta no podían dar crédito a lo que acababan de ver.
Fue un golazo de antología, una verdadera obra maestra ejecutada por un genio, tal como lo inmortalizó el relator uruguayo Victor Hugo Morales en su famoso relato para la televisión argentina:
“La va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, deja el tendal y va a tocar para Burruchaga… ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta… Gooooool… Gooooool… ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol! ¡Golaaazooo! ¡Diegoooool! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme… Maradona, en recorrida memorable, en la jugada de todos los tiempos… Barrilete cósmico… ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina 2 – Inglaterra 0. Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona… Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 – Inglaterra 0”.
El partido, con un descuento posterior del delantero inglés Gary Lineker, terminaría 2 a 1 a favor de Argentina, lo que le permitió a los trasandinos clasificar a las semifinales. Al cabo, Maradona, convertido en ese momento en el mejor jugador del planeta, consumaría su obra maestra liderando a la selección argentina a su segundo título mundial. Sobre su segundo gol a los británicos, Maradona opinó que “es el gol soñado. Yo en Fiorito soñaba con algún día hacer un gol así en la canchita, con el Estrella Roja, y lo hice en un Mundial, para mi país y en una final”.
El “gol del siglo”
Con el paso del tiempo, el gol de Maradona generaría miles de anécdotas, opiniones y comentarios, partiendo por Héctor Enrique, el jugador que le dio el pase a Maradona en campo propio. Bromista impenitente, el “Negro” sorprendió a todos los periodistas de su país cuando afirmó que la mitad del mérito del gol era suyo. “Con el pase que le dí, si no hacía el gol era para matarlo. Si lo dejé sólo”, dijo Enrique entre risas, aclarando que, bromas aparte, todavía se felicitaba por haber participado en la génesis de un gol inmortal. “Después de todo, mi pase fue importante. ¿Qué hubiera pasado si le entrego mal el pase? Hubiera propiciado un contraataque inglés o habría sido lateral para Inglaterra”.
Jorge Valdano, compañero de Maradona en ese mítico partido, recordó que en 1981, en un partido amistoso disputado en el estadio de Wembley contra Escocia, Maradona había estado a punto de hacer un gol parecido. En esa oportunidad eludió a seis rivales y, cuando salió el arquero, le tocó la pelota suavemente por el lado. “La pelota en esa oportunidad salió levemente desviada. El público aplaudió de asombro durante un buen rato, pero Diego aprendió la lección, así que ahora definió diferente. En vez de tirar, gambeteó también al arquero. Lo increíble es que Maradona me dijo después en el camarín “ Quería pasarte la pelota, pero no encontré hueco”. “¿Es que me estabas viendo?”, le pregunté asombrado. “Claro” –me respondió- “saliste como apoyo a la altura del segundo poste, pero no podía pasártela”. Veinte años después sigo asombrado porque no sé con qué parte del cuerpo me vio. He visto la secuencia miles de veces, y puedo descartar sin dudas que fuera con los ojos”.
Valdano, definiendo el gol con su característica labia poética, explicó que “Maradona danzó y salió como un proyectil enloquecido. Con el balón, el cuerpo y la velocidad dio gato por liebre a cinco súbditos del imperio británico. Diez segundos, diez toques: un héroe con el número 10″.
El segundo gol de Maradona a los ingleses fue tan soberbio que los mismos afectados, salvo unas cuantas excepciones, se sacaron el sombrero ante un prodigio que sólo podía ejecutar un genio del fútbol. El diario Daily Express, por ejemplo, escribió después del partido que “la derrota no es ninguna vergüenza. Ningún equipo del mundo puede hacer nada contra un genio como Maradona”, mientras que el delantero Gary Lineker, quien resultó goleador del Mundial de México, admitió que después de ver el gol “fue la primera vez en mi carrera que estuve a punto de aplaudir en el campo, pero para el otro equipo”. Sin embargo, Terry Butcher, uno de los cinco defensas que fue gambeteado sin piedad por Maradona, admitió que “odio a Maradona con pasión. A todo el resto de los jugadores los superó una vez, pero a mí me batió dos. Pequeño bastardo”.
El propio árbitro del encuentro, Alí Bennaceur, relataría años más tarde que “me di el gusto de ver el mejor gol del siglo. Después de arrancar, cada vez que Maradona pasaba a un rival yo le gritaba íavantage, avantage! [¡ventaja, ventaja!]. Su dribbling fue increíble. Yo no podía felicitarlo porque era neutro en el terreno, pero interiormente el gol lo disfruté mucho porque fue un espectáculo. Y cuando terminó el partido, me acerqué y le dije mil veces bravo”.
Este recordado gol, que uno no se cansa de mirar nunca, fue elegido como “el gol del siglo” o el mejor gol en la historia de los mundiales de fútbol, según una encuesta hecha por la propia FIFA durante la Copa del Mundo del año 2002. Un honor que no pertenece a Pelé, Di Stéfano, Puskas, Cruyff ni Beckenbauer, sino que a un regordete y polémico mediocampista argentino lleno de talento al que apodaron el “barrilete cósmico” y que, para muchos, fue el mejor jugador de fútbol de toda la historia.
El segundo gol de Diego Armando Maradona a los ingleses, relatado por Víctor Hugo Morales:
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