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La particular burla de Iron Maiden cuando fueron acusados de ser satánicos

El álbum “The Number of the Beast” fue boicoteado en América acusado de esconder mensajes relacionados con el diablo.

Guía de: Los 80

En marzo de 1982 el grupo metalero británico Iron Maiden publicó su álbum “The Number of the Beast” (“El Número de la bestia”, en español), el primer disco con el vocalista Bruce Dickinson que no sólo sería alabado por la crítica, que lo definió como un clásico instantáneo del género y uno de los mejores álbumes de metal de todos los tiempos, sino que también despertaría gran controversia debido a su carátula presuntamente satánica y la supuesta naturaleza profana de sus letras.

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La portada del álbum, diseñada por Derek Riggs, no dejó a nadie indiferente, pues mostraba a Eddie, el horroroso zombie que era la mascota de la banda, en el mismo infierno controlando a satán como si se tratara de una marioneta, mientras satán aparecía controlando a su vez con unas cuerdas a un pequeño Eddie. Además, algunos aseguraron que las letras del disco escondían mensajes satánicos explícitos, algunos de los cuales sólo se podían escuchar en teoría reproduciendo las pistas del álbum al revés.

El álbum “The Number of the Beast”, un disco compuesto por 8 canciones, entre las que destacan varios clásicos del grupo como “The Number Of The Beast”, “Run To The Hills” y “Halloweed By Thy Name”, sería profundamente criticado por varios grupos conservadores, especialmente en los Estados Unidos, donde la banda fue acusada derechamente de ser satánica.

Estas agrupaciones religiosas no sólo se limitaron a denunciar al grupo, sino que también organizaron quemas públicas de los discos de Iron Maiden, aunque algunos grupos religiosos optaron por destrozarlos a martillazos, por temor a la inhalación tóxica de los humos de los vinilos quemados.

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Como resultado de aquello, la gira “The Beast on the Road”, organizada para promocionar el álbum “The Number of the Beast”, sería objeto de numerosos boicots y manifestaciones. Los activistas, en varias ocasiones, rodearon las zonas de los conciertos del grupo y repartieron folletos de advertencia a los asistentes, levantando incluso en una ocasión una cruz de veinticinco metros.

Steve Harris, bajista y líder de Iron Maiden, recordaría que “aquello fue una auténtica locura. Obviamente esas personas no habían leído las letras del álbum. Sólo lo hacían porque creían en toda esa basura de que éramos satánicos”, mientras que el cantante Bruce Dickinson comentó que “fue realmente dramático, aunque eso se remonta a finales de los años 50′, cuando existían en algunos lugares condiciones sociales fuertemente cristianas contra las que el género antisistema se opuso. La gente generalmente creía en cosas como el bien absoluto y el mal absoluto. Y lo que hicieron las bandas de heavy metal al adoptar imágenes [satánicas] fue sorprender a la gente”.

Iron Maiden.

Iron Maiden.

Algo fastidiados por ser acusados de satánicos y de incluir supuestos mensajes ocultos que sólo podían ser oídos al poner los discos al revés, los integrantes de Iron Maiden al final decidieron tomarse las cosas con humor y como una publicidad gratuita. Tanto así que, en el siguiente álbum del grupo, “Piece of Mind”, decidieron a modo de broma incluir un guiño en la canción “Still Life”, que trataba sobre un hombre que veía demonios en una piscina de agua y quería suicidarse con su novia ahogándose allí.

En la introducción de esa canción, reproducida al revés, se podía escuchar la siguiente frase, grabada por el baterista Nicko McBrain: “What ho said the monster with three bonce, don’t meddle with things you don’t understand” (“Oh, que ha dicho el monstruo de tres cabezas, no te metas con cosas que no entiendes“). La frase, al parecer, fue atribuida al dictador ugandés Idi Amin, al cual Nicko imitaba.

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De ese modo, con esta frase sin sentido alguno, Steve Harris y su pandilla de metaleros británicos quisieron burlarse de todos los retrógrados que injustificadamente habían vertido críticas hacia ellos, aunque es de justicia mencionar que durante la grabación del álbum “The Number of The beast”, que se realizó en los estudios Battery de Nueva York, sucedieron algunos fenómenos inexplicables.

Según relatarían varios testigos, las luces en ese estudio se encendían y apagaban sin motivo aparente y el equipo de grabación en varias ocasiones se rompió misteriosamente. Estos extraños incidentes llegarían a su clímax cuando el productor Martin “Farmer” Birch, quien trabajó con la banda en el álbum “Killers” (1981), estrelló su coche contra un autobús lleno de monjas, aunque afortunadamente en ese accidente no se debieron lamentar heridos de gravedad. Sin embargo, cuando a Birch le llegó la factura de la reparación de su automóvil quedó muy sorprendido porque la cuenta era de… 666 (el número de la Bestia según la Biblia) libras esterlinas.

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