A mediados de los años 90′ se celebró una animada fiesta en la casa londinense de Elton John, a la que llegaron gran cantidad de celebridades, incluyendo famosos actores de Hollywood y la princesa Diana de Gales, quien por entonces ya se encontraba divorciada del príncipe Carlos.

Edward White, autor del libro “Dianaworld: An Obsession”, relató que David Furnish, esposo de Elton John, confesó que a la velada llegaron, entre otros, el mundialmente célebre actor Sylvester Stallone, quien habría acudido con la expresa intención de pasar tiempo con Diana.

Sin embargo, a poco de llegar, se encontró con su compatriota y colega Richard Gere, quien ya estaba en plena y animada conversación con la princesa de Gales.

Stallone, al ver a Lady Di conversando con Richard Gere, habría dicho en voz alta: “No me habría molestado en venir si hubiera sabido que el maldito Príncipe Azul iba a estar aquí”.

Furnish narró que en ese momento el actor de “Rocky” y el actor de “Reto al Destino” se miraron con cara de pocos amigos: “Estaban los dos enfrentándose, aparentemente a punto de resolver sus diferencias sobre Diana con una pelea a puñetazos”.

Al parecer, la atracción que Sylvester Stallone sentía por la Princesa Diana no era nueva. Tessa Baring, funcionaria de la organización benéfica Barnardo’s, relató que durante un almuerzo oficial celebrado en Londres el actor de “Rambo” insistió en sentarse junto a Diana, aunque se le negó el lugar. En cambio, lo sentaron al lado de una niña llamada Tracy, que se encontraba justo junto a la princesa.

Diana, al enterarse de la molestia de Stallone, manejó la situación con astucia femenina y protocolo. Inclinándose hacia el actor, le preguntó: “Tracy y yo queremos saber si estás casado”, logrando arrancarle una sonrisa al actor y descomprimiemdo el ambiente.

Según algunos biógrafos de la Princesa del pueblo, fallecida trágicamente en 1997, el episodio vivido con Stallone y Gere no fue una simple anécdota de machos alfa de Hollywood compitiendo por la atención de una mujer famosa, pues ilustra a la perfección el aura y atracción que Diana Spencer generaba a su alrededor.

Se trataba del “Efecto Diana”, como lo bautizó Elton John, quien lo describió como un fenómeno por el cual los hombres heterosexuales de todas las edades, incluso aquellos acostumbrados a las luces del estrellato, perdían toda compostura ante la presencia y el carisma de la princesa.