• Jaime ceresa, ex Guía de Lucha Libre
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En octubre del año 2018, el campeón Universal de la WWE, Roman Reigns, renunciaba a su título luego que médicos de la Compañía le revelaran que la leucemia que sufría desde sus 25 años, se había reactivado. Uno de los luchadores más resistidos por los fans, pasaba a tener un apoyo empático de la audiencia, que por primera vez en mucho tiempo le mostraba cariño y aprecio.

Pasaron casi 6 meses para que Reigns volviera, sin el título, pero esta vez a reclamar algo más importante, el respeto que nunca tuvo de los fans.

De abril a la fecha, Reigns se ha mantenido alejado de la escena del título mayor de la WWE, manteniendo rivalidades con Drew McIntyre, Daniel Bryan, y King Corbin, en una cuidada estrategia de la empresa para no cometer los mismos errores que en el pasado hicieron sentir al público que el “Perro Mayor” les estaba siendo forzado como rostro de la empresa.

Pues dicho tiempo de ajuste expiró, el luchador pagó sus deudas, y pese a que no es el más querido del elenco de la WWE, la percepción de los fans es mucho más afable a él que en el pasado, por lo mismo, ahora va a reclamar su título que nunca perdió, contra un rostro perfecto para estos efectos, un Goldberg resistido por los fans que no le perdonan que haya derrotado a Bray Wyatt en el pasado Super ShowDown de Arabia.

La escena de ver a un Reigns campeón vitoreado por el público en Wrestlemania está a nada de al fin cumplirse, pero no esperen una gran lucha. Sabido es que Goldberg a sus 53 años es incapaz de sostener una pelea por más de 5 minutos, y sus últimas 3 presentaciones han estado más cercanas al escándalo (por la calidad de la lucha), que de revalidar glorias pasadas.

Por lo mismo, si se trata de pronosticar, esperan una lucha corta y dulce, donde Reigns sobrevive un spear o dos, para luego ganar con su propia lanza contra el campeón.

Corta, simple, y tenemos un nuevo campeón.