• Gustavo Dávila, ex guía de Lucha Libre
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La WWE en 2006, sentó dentro de su política interna, la “obligación” de cumplir con la Política de Bienestar de la Compañía, que incorpora la realización de exámenes aleatorios de salud a los atletas y de controles anti-dopaje. Sin embargo, desde la instauración de este reglamento (luego del último escándalo masivo de drogas y de la muerte de Chris Benoit), ha estado bajo constante polémica, ya que existe poca claridad en las sanciones y su desarrollo no está bajo la supervisión de ningún ente externo.

Pese a eso, la mentada política es innovadora y absolutamente única en el mundo de la Lucha Profesional, ya que el resto de las agrupaciones no cuenta con ninguna condición al respecto, donde el principal rival al respecto es el alto costo de implementar controles permanentes.

Randy Orton fue uno de los primeros suspendidos por la Política de Bienestar de la WWE.

Las polémicas partieron desde un principio, cuando luchadores de renombre como Randy Orton, Edge y Kurt Angle entre otros, fueron denunciados a la justicia por participar de un sistema de recetas ilegales de anabólicos y estimulantes. A partir de eso, la WWE estipuló que se darían dos advertencias a los luchadores que infringieran la nueva política: La primera generaría una suspensión de 30 días, la segunda sería de 60 días y la tercera violación determinaría el despido inmediato de la empresa. Esto ya generó una controversia, ya que los participantes del escándalo comentado, partirían de cero y estrellas como Orton y Rey Mysterio posteriormente sumarían dos suspensiones que de ser sumadas a la anterior, habrían marcado su despido.

Hace mucho tiempo que las suspensiones estaban alejadas de la mirada del fanático promedio de la WWE, ya que las últimas en conocerse eran las de estrellas de poco renombre como Konnor (del grupo The Ascension) y Adam Rose (quien en definitiva abandonó la WWE envuelto en un escándalo que además de drogas, mezclaba la violencia contra su pareja). Todo lo anterior, cambió cuando una de las estrellas principales (y Campeón Máximo hasta antes de Money in the Bank), Roman Reigns, fue suspendido por 30 días al violar la Política de bienestar, la que nuevamente saltó al tapete y disparó la polémica.

La primera controversia se dio con la oportunidad, ya que Reigns fue suspendido luego del evento que marcó su despojo del título y justo se dio que el tiempo coincidía para que Roman no perdiera su oportunidad de obtener su revancha en Battleground, por lo que el manto de duda se colocó sobre cuando, la WWE sabía que Reigns había infringido el reglamento. Por otra parte, en todos los casos mencionados anteriormente, la estrella era borrada automáticamente del mapa, eliminando toda situación que marcara una relación con el castigado, lo que en este caso no fue así, obligando a Dean Ambrose y Seth Rollins, no solo a hacer referencia sobre Reigns, sino que a cargar con el feudo que el trío necesitaba terminar de cara a Battleground, todo esto antes de la esperada división de marcas.

Es probable que no veamos esta imagen, al menos en el futuro más cercano de la WWE.

Y aunque al parecer, de cara a los resultados conocidos luego de su suspensión, Reigns perdió al menos de manera temporal, sus opciones para el Título Máximo de la marca RAW, todo parece indicar que su posición busca de todas formas ser mantenida como posible retador al cinturón de los Estados Unidos, hoy en manos de Rusev. De la sanción, es probable que nunca más se sepa, ni tampoco la sustancia que generó dicha suspensión,  siempre y cuando Reigns no vuelva a caer en eso.

Sin duda una sanción injusta, pero para aquellas estrellas que ya fueron suspendidas y para aquellos que pese a seguir las reglas, no cuentan con las mismas oportunidades.

¿Qué opinas de la suspensión de Roman Reigns?

@gustalbo.