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Los millones que mueve el fútbol aumentan cada año, si antes un contrato de 100 millones era considerado un valor digno de estrellas mundiales como Messi o Cristiano Ronaldo, hoy esas cifras son la base para negociar un contrato para una figura top.

Esa danza de millones también se ha trasladado a las vidas de los futbolistas que ostentan sus generosas cuentas bancarias sin avergonzarse, como hizo Neymar al intentar formar una laguna artificial en una de sus mansiones.

Claro, el brasileño es uno de los jugadores mejor pagados del mundo, pero su nivel de gastos es replicado por muchos de sus compañeros de profesión dentro de su propia escala.

Tal como lo mostró una nota del diario The Sun que mostró las excentricidades de las figuras del Premier League, según reseña Infobae, en una nota que recurrió a los testimonios de corredores de propiedades, a los que acuden los cracks para que les busquen las casas “adecuadas” para sus necesidades.

Stephen Lovelady, quien durante años tuvo como clientes a famosos futbolistas, de los que declinó dar nombres, recuerda el equipamiento básico que debía buscarles: “Los jugadores quieren todos los juguetes: cines, simuladores de golf, piscinas cubiertas, jacuzzis”.

Tom Burke, otro agente inmobiliario, reveló al Financial Times una visión más crítica del tema: “Suelen vivir en unas tres habitaciones de estas casas de seis habitaciones. Normalmente, los comedores no se utilizan, cinco dormitorios nunca se tocan y la piscina rara vez se utiliza. A menudo quieren la piscina por prestigio”.

“Quieren la mejor casa del mercado, y eligen la casa más cara del mercado”, agrega, algunos incluso las piden amobladas para que no se vean vacías.

Peter Crouch, ex delantero de la selección inglesa, en su libro “Cómo ser futbolista” (2018), contó que: “Los jugadores con hijos todavía se pueden encontrar pasando las tardes jugando al FIFA en la PlayStation, superándose en el billar y ganando en máquinas tragamonedas que nunca pueden pagar”.

Pero la mayor extravagancia que vio Crouch fue un estanque con tiburones instalado en una de esas mansiones. Samir Nasri, ex Manchester City, armó su propia discoteca para no ser fotografiado por los paparazzi.