Cerámica: El arte de la casualidad

El ceramista es el único creador que sólo al abrir la puerta del horno sabe el resultado de su trabajo pudiendo llevarse grandes sorpresas.

Los ceramistas de alta temperatura hemos logrado situarnos con al mismo nivel de lo que se considera artes mayores.

Cerámica

Foto: Taller Villaseca

Una vez moldeada, la cerámica gres debe ser cocida en hornos a 1200°.

Hay una diferencia entre un ceramista y otros artistas. Un escultor en piedra, por ejemplo, puede saber cómo quedará su obra hasta el último toque del cincel.  Un pintor podrá retocar su cuadro hasta el momento final para saber si está satisfecho con su obra. Un violinista escuchará sus acordes hasta terminar su composición.

Sin embargo, el ceramista es el único creador que sólo al abrir la puerta del horno sabe el resultado de su trabajo pudiendo llevarse grandes sorpresas. Para un ceramista no bastan los años de oficio y experiencia, dado que al abrir el horno podemos encontrar resultados que superan nuestras expectativas o por el contrario, desilusiones que echen por tierra nuestro trabajo.

No parece exagerado afirmar entonces que en el arte de la cerámica se presenta un gran porcentaje de azar. El ceramista no sólo debe conocer la técnica o tener sensibilidad para crear sus piezas. Puede conocer la calidad de la arcilla y de las pastas, puede ser capaz de producir mezclas exactas en las fórmulas de los esmaltes, sin embargo, éstos pueden tener una mínima variante cuyos cambios no siempre son posibles de prever.

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Foto: Taller Villaseca

Los artistas le dan un sello característico a cada uno de sus trabajos.

Es por eso que un ceramista es un creador incansable que depende de todos los conocimientos que ha adquirido, sin embargo, su obra no se mostrará en ninguna de las fases del proceso de producción, sino sólo cuando sale del horno.

La cerámica de alta temperatura es también conocida como gres.

Su origen es oriental, especialmente japonés, pero se ha popularizado en otras naciones del mundo, de tal modo que el nombre proviene de una voz francesa aplicable a toda pasta cocida a alta temperatura: Los materiales que se utilizan se obtienen de la industria, combinándolos a gusto, por lo que les dan su distinción particular; éstos son: feldespáticos, caolines y alúminas. En el mejor de los casos se usa una proporción del 30% de barros contra un 70% de productos industriales.

La cocción de la cerámica se realiza a 1200° C o más y tiene un porcentaje de absorción de agua inferior al 1%.  Es vital definir temperatura de madurez, aspecto final de la pasta, grado de vitrificación y usos a los que será sometido el objeto cerámico: vajillas, floreros, ceniceros, o decorativos como figuras, esculturas modernistas, platos.

Pueblo milenario

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Foto: Taller Villaseca

La cerámica para estar lista debe cumplir con una serie de factores que deben ser determinados de acuerdo a los materiales que se usaron.

Orgullosamente podemos decir que nuestra cerámica refleja la sensibilidad de un pueblo milenario, ya que es decorada 100% a mano, respetando altos estándares de calidad, lo que le da una belleza única y un sello personal del artista, el cual  imprime su firma en cada una de las piezas que realiza.

No hay estilos definidos, ya que en los casos de objetos decorativos y utilitarios su producción es en serie y, en la elaboración individual, cada creador realiza algo muy personal.

La asociación de la tierra con el fuego es trascender, porque a una pieza de cerámica al ser de alta temperatura, se la puede enterrar 10 mil años y al sacarla va a estar exactamente igual, cosa que no sucede con óleos, acrílicos o con cualquier otro material que es deteriorable. La cerámica por sus características, su composición, los esmaltes y la fórmula química que llevan, se transforman en un solo elemento, el color con la piedra, o sea, estoy haciendo una piedra de color, lo puedo romper, pero es imposible que separe el color de la piedra…

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