Guía de: Mitos y Enigmas
- Héctor Fuentes
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A los 14 años, siete años antes que ingresara a estudiar Periodismo en la Universidad de Santiago de Chile, cayó a mis manos un libro firmado por un autor español llamado “Los enigmas pendientes”. Leyendo sus páginas, me enteré de numerosos sucesos francamente intrigantes, como el misterio del triángulo de Las Bermudas y la existencia de bestias imposibles o civilizaciones perdidas, lo cual avivó mi interés por estos temas, que han acompañado al ser humano desde los albores mismos de la humanidad. Si en mi niñez, cuando mataba el tiempo libro jugando fútbol, escuchando música, leyendo libros y viendo películas, estaba lejos de ser un escéptico, ahora definitivamente mi mente estaba abierta a toda clase de saberes, misterios y secretos.
La influencia del cine (cómo olvidar “Furia de titanes” y la aparición de la horripilante Medusa, que convertía a los hombres en piedra con sólo posar su mirada en ellos) y mis lecturas sobre la historia grecorromana me acercaron, por su parte, a los mitos más conocidos de la antigua cultura clásica, como el accidentado y fantástico periplo de Ulises a Itaca desde el sitio de Troya, la historia del ominoso Minotauro en el laberinto de Creta o la historia de cómo la loba capitolina amamantó a los gemelos Rómulo y Remo, antes de la fundación de Roma.
Mi episódico trabajo, después de egresar de la universidad, como reportero en la crónica roja, en tanto, me familiarizó con las historias poco claras, los asuntos turbios y los crímenes sin resolver, con los misterios y contradicciones del comportamiento humano.
Todo lo anterior, después de años de aprendizaje y convertido ya en un periodista algo curtido, por no decir veterano (¿o decadente?), concluyó en una sola cosa: las cosas no suelen ser como aparentan y a menudo son como un iceberg, es decir, sólo tienen una pequeña parte visible, mientras que el resto permanece secretamente velado.
En este canal conoceremos no sólo los mitos y enigmas más importantes y cruciales de los tiempos pretéritos y contemporáneos, sino que también las pequeñas historias poco claras que encierran algún misterio o secreto y las interrogantes que nadie pudo responder. Porque, como dice la Biblia, hastalos caminos de Dios son misteriosos.