Las Jugun Ianfu: Las esclavas sexuales del ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial
Guía de: Mitos y Enigmas
- Héctor Fuentes
- Ver biografía
- |
-
Ver más de mitos-y-enigmas
Uno de los episodios más desconocidos e infames de la Segunda Guerra Mundial se refiere a las llamadas Jugun Ianfu (palabras que en japonés significan “mujeres de consuelo” o “mujeres de confort”), y que definían a las cerca de 200 mil mujeres que fueron forzadas a la esclavitud sexual por parte de las tropas del Ejército Imperial Japonés en toda la zona del Asia Pacífico.
Tras la expansión del imperialismo japonés y el arrollador avance de las tropas niponas en China, Indochina, Indonesia y las islas del Pacífico, durante los inicios de la Segunda Guerra mundial, los jerarcas del Ejército imperial japonés, supuestamente para prevenir las enfermedades venéreas y violaciones cometidas por sus soldados en los países ocupados y así evitar hostilidades con los pobladores locales, dispusieron un sistema de reclutamiento de mujeres jóvenes de las naciones ocupadas, las cuales eran secuestradas de sus casas o bien engañadas con la falsa promesa de trabajo en fábricas, hospitales o restaurantes.
Estas mujeres, una vez que caían en poder de los japoneses, eran encarceladas en “estaciones de consuelo”, verdaderos burdeles militares donde eran obligadas a prostituirse con los soldados nipones, atendiendo sexualmente en promedio a unos 30 hombres al día.
El psiquiatra japonés Hayao Torao, del 11º departamento jurídico, escribió por entonces que “el propósito fundamental de estos recintos (centros de consuelo) es apaciguar a los soldados satisfaciendo sus deseos y prevenir las violaciones, que merman el honor del ejército imperial. Con todo, el número de violaciones sigue siendo considerable en las zonas rurales y tras la línea del frente, debido a lo extendida que está la creencia de que puede hacerse con el enemigo todo lo que jamás se haría en casa. Los comandantes, por su parte, opinan que las violaciones son necesarias para levantar la moral de la tropa. Incluso fingen no saber nada acerca de las violaciones que presencian”.
El doctor Yoshiaki agregó en su informe que la primera “estación de consuelo” documentado surgió en Shangai, ciudad donde el Imperio Japonés emprendió su campaña de conquista sobre China. Pero a medida que comenzó la construcción masiva de estos prostíbulos militares, supuestamente con el propósito de prevenir violaciones y enfermedades venéreas, las agresiones sexuales en contra de las mujeres de los países ocupados no se detuvieron, a pesar de que se construyeran más centros.
Yoshiaki afirmó que para formar estas “estaciones de consuelo” o “centros de solaz” se instituyó una rápida captación de mujeres locales, las cuales empezaron a ser preferidas por los japoneses más que las “profesionales” traídas desde Japón. Estas mujeres locales, recalcó el doctor Yoshiaki, no eran profesionales y fueron forzadas a prostituirse.
Se cree que unas 200 mil mujeres jóvenes, principalmente coreanas pero también chinas, indonesias y algunas europeas, fueron reclutadas o secuestradas por el Ejército imperial japonés para servir en los burdeles militares japoneses. Estas “estaciones de consuelo” funcionaron en distintos lugares del Asía Pacífico, como China, Corea, Hong Kong, Indochina francesa, Malasia, Indias Orientales Neerlandesas y algunas islas del Pacífico como Filipinas, Nueva Bretaña, Papúa Nueva Guinea, Palaos y Okinawa.
Según los relatos de las propias víctimas, las Jugun Ianfu debían brindar servicios sexuales desde la mañana hasta las seis o siete de la tarde para los soldados y luego para los oficiales de alto rango, e incluso en algunos lugares los militares visitaban la estación todos los días y a todas horas, sin dar una oportunidad de descanso a las mujeres, por lo que éstas podían llegar a a tener encuentros sexuales con 70 u 80 hombres al día.
En Java, por ejemplo, se documentó el caso de diez mujeres neerlandesas que fueron sacadas por la fuerza de los campos de prisioneros por oficiales militares japoneses para convertirlas en esclavas sexuales desde febrero del año 1944. Estas mujeres fueron sistemáticamente golpeadas y violadas día y noche en una de las llamadas “estaciones de consuelo” o “centros de solaz”.

Jan Ruff O’Herne, una Ianfu neerlandesa que fue esclavizada sexualmente en 1944 por el Ejército Imperial Japonés.
La neerlandesa Jan Ruff O’Herne fue una de estas mujeres y, tras sobrevivir a su dura experiencia y a la Segunda Guerra Mundial, en 1990 testificó ante un comité de la Cámara de representantes de Estados Unidos relatando que “en el llamado centro de solaz yo fui golpeada y violada sistemáticamente día y noche. Incluso el médico japonés me violaba cada vez que visitaba el burdel para examinarnos de enfermedades venéreas”.
La coreana Kim Bok Dong, quien vivió una verdadera pesadilla durante ocho años tras ser obligada a servir de esclava sexual del Ejército Imperial japonés, relató que “cuando tenía 14 años Corea fue colonizada por Japón. Éramos muy vulnerables. Todos los ciudadanos, todos los coreanos vivíamos en estado de esclavitud. Los hombres fueron enrolados por el ejército japonés, incluso los escolares. Con las mujeres Japón no hizo diferencias de edad, utilizaron y forzaron a todas las mujeres, a muchas niñas incluso.”
Otra sobreviviente de nacionalidad coreana confesaría que “en agosto de 1938, mi familia fue detenida por la Policía al rechazar la orden de cambiar los nombres coreanos a los japoneses. Un oficial me dijo que si yo me ofrecía como voluntaria en el Cuerpo de Servicio Patriótico, mi padre sería liberado. Contribuí voluntariamente y de inmediato fui llevada a Jakarta, donde me forzaron a ser una Ianfu. En el camino, me esterilizaron forzadamente. Ocho años después, en marzo de 1946, regresé a mi patria, Corea, en un barco”.
Julia Porras, una mujer de nacionalidad filipina, reveló por su parte que cuando tenía 13 años de edad su pueblo fue invadido por las tropas japonesas y los militares capturaron a todas las mujeres jóvenes y niñas del lugar. Las cautivas fueron confinadas en un túnel y los militares nipones repetidamente violaron sexualmente a las mujeres. Ella, después de ser forzada, terminó trabajando como criada y esclava sexual en la isla de Mindanao.
El gobierno de Japón, que durante décadas negó de plano la existencia de las Jugun Ianfu, en 1992 emitió la primera disculpa oficial por lo sucedido, de labios del Jefe del Portavoz del Gobierno Koichi Kato, quien declaró en esa oportunidad que “no podemos negar que el anterior ejército japonés jugó un importante papel en el secuestro y detención de las mujeres de solaz y nos gustaría expresar nuestras disculpas y nuestro arrepentimiento”.
En 1994 el gobierno de Tokio estableció un Fondo de Mujeres Asiáticas para distribuir una compensación adicional a las víctimas en Corea, Filipinas, Taiwán, Países Bajos e Indonesia, recibiendo donaciones de los ciudadanos. En esa oportunidad el primer ministro de Japón, Ryūtarō Hashimoto, con apoyo de su predecesor Tomiichi Murayama, emitió una declaración pública donde afirmaba que “extiendo de nuevo mis más sinceras disculpas y el remordimiento a todas las mujeres que se sometieron a las experiencias inconmensurables y dolorosas y sufrieron heridas físicas y psicológicas incurables como mujeres de consuelo”.

Algunas de las mujeres Jugun Ianfu, ya ancianas, que fueron esclavizadas sexualmente por el ejército japonés.
En el año 2015 Japón y Corea del Sur alcanzaron un acuerdo histórico en el que el gobierno nipón se comprometió a destinar 7,5 millones de euros de su presupuesto a un fondo de ayuda para los antiguas mujeres de confort, coordinando además un plan para “recuperar el honor, la dignidad y para suturar las heridas psicológicas” de estas mujeres.
Después de la retirada japonesa a fines de la Segunda Guerra Mundial, un gran porcentaje de estas mujeres de consuelo se suicidaron o fueron amenazadas de muerte si hablaban acerca de su experiencia como esclavas sexuales. Se estima que aproximadamente más de la mitad de las mujeres de solaz murieron o se suicidaron, y la mayoría de las sobrevivientes quedaron estériles debido a un trauma sexual, a enfermedades de transmisión sexual o al hecho de que fueron esterilizadas por los propios japoneses por la fuerza.
Las mujeres que sobrevivieron, además, debieron ocultar su pasado como mujeres de consuelo para no ser estigmatizadas como prostitutas por la sociedad a la que pertenecían. Por otro lado, la mayoría no logró consolidar un hogar estable, ya que en muchos casos sus esposos las dejaban al conocer su pasado o simplemente los traumas psicológicos generados por las duras experiencias que vivieron impidieron que pudieran vivir de nuevo en pareja.
La mayoría de las sobrevivientes sufrieron graves trastornos psicológicos por estrés postraumático, como fue el caso de Teng Kao Pao-chu, quien 60 años después de terminada la Segunda Guerra Mundial declaró que “yo perdí toda mi vida. Me consideraba una mujer sucia. Y no pude buscar ningún medio de vida, con este sufrimiento tan grande. La próxima generación japonesa debe conocer las malas acciones de sus padres”.
Con respecto a los agresores de estas mujeres, también existen varios testimonios. El teniente japonés Seidai Ohara, por ejemplo, confesó cómo había constituido una “estación de consuelo” en la isla de Moa, utilizando a cinco esposas de rebeldes locales que habían luchado contra el kempeitai (la policía política japonesa), todas las cuales fueron obligadas a prostituirse.
El soldado japonés Yasuji Kaneko, por su parte, relató que “las mujeres gritaban, pero no nos importaba si ellas vivían o morían. Éramos los soldados del emperador. Ya sea en burdeles militares o en las aldeas, violábamos sin reticencias”.
Más sobre Mitos y Enigmas
-
Sam, el insumergible: La increíble historia del gato que sobrevivió a tres naufragios
El felino "prestó servicios" en un destructor alemán y dos barcos británicos durante la 2da Guerra Mundial antes de ser enviado a tierra.
-
El Titanic 100 años después: así se ve hoy el famoso trasatlántico bajo el agua
Investigación submarina permitió elaborar la primera maqueta 3D de los restos del navío.
-
Cleopatra: Los últimos estudios y recreaciones de su verdadero rostro
La mítica reina descendía de un linaje de reyes griegos macedonios que gobernaron Egipto desde el año 323 a. C. hasta el 30 a. C.
-
10 lugares hermosos y misteriosos de la tierra que debes conocer
Nuestro planeta alberga varios enigmáticos lugares naturales que destacan por una insondable belleza.