La Biblia relata, en el Antiguo Testamento, cómo Dios transformó las aguas del río Nilo en sangre como una de las plagas divinas para liberar a los israelitas de la esclavitud en Egipto. “Así dice el Señor: Con este bastón golpearé el agua del Nilo, y se convertirá en sangre”, dice el pasaje de Éxodo 7:17-21.

Recientemente, una zona del Mar de Galilea, el único lago natural de agua dulce de Israel, se tiñó de rojo, causando inquietud, pues muchas personas asociaron el color rojizo del agua con estas historias bíblicas, ya que el agua roja simboliza advertencia y juicio divino.

Algunos internautas que comentaron la noticia, de hecho, mencionaron la plaga de Egipto y recordaron cómo el agua se volvió imbebible, los peces murieron y la tierra fue castigada, mientras que otros vieron el fenómeno como una señal profética o un posible anuncio del fin de los tiempos (en el libro de Apocalipsis, los ríos se tornan sangre durante el Juicio Final).

El Mar de Galilea, por cierto, es un lugar icónico en el mundo cristiano, pues allí Jesús llamó a Pedro, Andrés, Jacobo y Juan mientras pescaban en el lago, convirtiéndolos en sus seguidores, y también allí caminó sobre el agua y calmó una tormenta, según detallan los relatos bíblicos del Nuevo Testamento. Por eso, cualquier cambio inusual en sus aguas genera sentimientos especiales e inmediatos entre los creyentes.

Sin embargo, según explicaron científicos y autoridades israelíes, el cambio de color del agua del lago bíblico tenía una explicación natural. El Ministerio del Agua de Israel informó que “la coloración rojiza se debe a un pigmento producido por el alga Botryococcus braunii en respuesta a la fuerte exposición solar”, mientras que el laboratorio Kinneret confirmó que “el pigmento no es tóxico” y no representa peligro para la salud, por lo que se permitió a los bañistas continuar usando el lago con tranquilidad.