¿Quiénes fueron los reconocidos “cinco emperadores buenos” de la antigua Roma?

Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio fueron los cinco gobernantes de la edad dorada del Imperio romano.

Guía de: Mitos y Enigmas

El Antiguo Imperio Romano es recordado por muchos gracias a emperadores tristemente célebres como Nerón, Cómodo o Calígula, autócratas delirantes cuyos regímenes estuvieron marcados por la opresión, la barbarie y el despotismo, provocando diversos conflictos sociales y políticos.

Sin embargo, tras la llegada del emperador Nerva el año 96 se iniciaría el período conocido como el de los “cinco emperadores buenos”, cinco gobernantes romanos virtuosos, competentes y benévolos que expandieron el imperio a su máxima extensión e implementaron reformas que mejoraron la justicia y el bienestar de sus ciudadanos, marcando una floreciente y próspera edad dorada para Roma.

emperadores-buenos-roma-1

El italiano Nicolás Maquiavelo comentó que estos emperadores buenos “no tenían necesidad de cohortes pretorianas ni de innumerables legiones para protegerlos, sino que estaban defendidos por su propia buena vida, la buena voluntad de sus súbditos y el apego del Senado”, mientras que el historiador Edward Gibbon, en su famosa obra “Historia de la decadencia y caída del Imperio romano”, afirma que sus respectivos gobiernos constituyeron una época en que “el Imperio Romano estaba gobernado por el poder absoluto, bajo la guía de la sabiduría y la virtud”.

Los cinco “emperadores romanos buenos” fueron:

1.- Nerva: Prestigioso senador que había dedicado su vida al servicio del Imperio durante los reinados de Nerón, Vespasiano, Tito y Domiciano, Marco Coceyo Nerva ascendió al poder a los 66 años de edad tras ser nombrado emperador por el Senado, poniendo fin al clima de inestabilidad política tras la tiranía de Domiciano.

emperadores-buenos-roma-2

 

Durante su breve reinado de dos años (96-98 d.C.), Nerva impulsó diversas medidas reconciliadoras entre el Senado y el ejército, decretando una amnistía a muchos de los exiliados bajo el reinado de Vespasiano y restituyendo las propiedades confiscadas a las familias que habían sido perseguidas políticamente.

Sin embargo, luego de una rebelión de la guardia pretoriana en el año 97, su medida más crucial fue adoptar a Trajano, un distinguido militar, como su sucesor, iniciando así una saludable tradición de adoptar emperadores por mérito y no por lazo sanguíneo, práctica que fortalecería el gobierno y la estabilidad del Imperio.

2.- Trajano: Nacido en la ciudad de Itálica, en la Hispania Baética (en la actual Andalucía), Marco Ulpio Trajano fue uno de los primeros emperadores romanos nacidos en una provincia. Bajo su mandato de casi 20 años (98- 117 d.C.), el Imperio romano alcanzó su máxima expansión territorial. Sus legiones vencieron a los dacios, los nabateos y los partos, incorporando Dacia y lejanas regiones de Oriente, hasta llegar a la ciudad de Susa, en Irán. }

No obstante, más allá de sus exitosas campañas militares y conquistas que ensancharon el imperio, Trajano es conocido sobre todo por su amplio programa de construcción de edificios públicos que reformaron la ciudad de Roma, dejando para la posteridad numerosos monumentos perdurables, como el foro de Trajano, el mercado de Trajano y la Columna de Trajano, símbolos inequívocos de la grandiosidad romana.

2021120917284324722

Durante la exitosa campaña contra los partos, Trajano sufrió un ataque de apoplejía y falleció mientras volvía a Roma. Este exitoso soldado-emperador sería deificado por el Senado y sus cenizas se enterraron en una cámara al pie de la Columna trajana. Le sucedió su sobrino segundo y pupilo Adriano.

3.- Adriano: Sucesor de Trajano y nacido al igual que él en Itálica, Publio Elio Adriano consolidó y fortaleció las fronteras del Imperio en lugar de expandirlas, reforzando las fronteras menos estables con fortificaciones permanentes, como el famoso muro de Adriano, construido en Gran Bretaña para contener a las belicosas tribus caledonias.

Reinando desde 117 hasta 138 d.C., su gobierno se centró en la integración cultural de las diversas provincias y en reformar y modernizar la administración interna, ascendiendo a expertos y tecnócratas en desmedro de los libertos y funcionarios corruptos de la era cesariana.

Este soberbio administrador, aficionado a la poesía, la música y la arquitectura y gran amante de la cultura helénica, que fue llamado por el historiador Ronald Syme como “el más versátil de todos los emperadores romanos”, también se haría conocido por sus extensos viajes por todo el Imperio, con el propósito de inspeccionar a las tropas acantonadas en las distintas provincias y supervisar y mejorar las infraestructuras locales, fortaleciendo la unidad romana a través de su presencia. La mitad de su reinado, de hecho, trascurrió fuera del territorio italiano.

2021122217172238650

Adriano, quien designó como su sucesor a Antonino Pío, cónsul y procónsul de Asia, falleció el año 138 en su villa de Baiae a los 62 años de edad, presumiblemente por una insuficiencia cardíaca. De acuerdo con la “Historia Augusta” el emperador escribió un poema en su lecho de muerte: “Pequeña alma, blanda, errante / Huésped y amiga del cuerpo / ¿Dónde morarás ahora / Pálida, rígida, desnuda / Incapaz de jugar como antes…?”.

4.- Antonino Pío: Reinando desde 138 hasta 161 d.C., Tito Aurelio Fulvo Boyonio Antonino, conocido por la historia como Antonino Pío, fue un emperador y administrador eficaz que disfrutó de un largo y pacífico mandato de 24 años, marcado por la estabilidad y la prosperidad. Aprovechando la casi ausencia de revueltas e incursiones militares, su gobierno saneó la tesorería fiscal y apoyó económicamente a los ciudadanos de provincias y ciudades; respetó las tradiciones religiosas, protegiendo a los cristianos en lugar de perseguirlos; apoyó a las artes y la cultura, erigiendo templos, teatros y mausoleos, y otorgando sueldos y honores a los maestros de retórica y filosofía; y promovió diversas leyes que beneficiaron la estructura social de Roma, como el otorgamiento del derecho a voto a los libertos en sus comunidades.

5991478898852_XXL

Tras gozar del reinado más duradero desde los tiempos del emperador Augusto, superando en dos meses al de Tiberio, Antonino Pío murió de unas fiebres en Lorium, Etruria, el año 161. La última palabra que pronunció resumió a la perfección su próspero y pacífico reinado: “aequanimitas” (“ecuanimidad”). Antes de morir, nombró como sucesores a Marco Aurelio y Lucio Vero para que gobernaran el Imperio en calidad de co-emperadores.

5.- Marco Aurelio: También nacido en Itálica, en la provincia hispana de Baética, este filósofo y emperador reinó desde el año 161 hasta 180 d.C. A pesar de su inclinación hacia la paz y la filosofía estoica, su reinado estaría marcado por prolongadas guerras en las fronteras (Asia y la Germania superior) y la devastadora peste antonina, que mató al co-emperador Lucio Vero en el año 169.

Marco Aurelio escribió en griego helenístico y durante las campañas militares de la década de 170 su célebre obra filosófica “Meditaciones”, considerada como un monumento al gobierno perfecto y como “una obra escrita de manera exquisita y con infinita ternura”.
Marco-Aurelio-1024x746

Marco Aurelio, el último de los “cinco emperadores buenos”, falleció a los 58 años de edad el año 180 en la ciudad de Vindobona (en la actual Viena), en compañía de su hijo y sucesor Cómodo, quien se convertiría en los años siguientes en un líder político y militar paranoico, caprichoso y egoísta, trastornado por problemas neuróticos.

Por esta razón, la muerte de Marco Aurelio ha sido considerada como el fin de la época de mayor prosperidad del Imperio, conocida como Pax Romana. Con el gobierno de Cómodo, comenzaría una lamentable era de decadencia, caracterizada por la corrupción interna, la incompetencia administrativa y la vulnerabilidad militar ante las amenazas externas.

Más sobre Mitos y Enigmas

Comentarios Deja tu comentario ↓
Ver Comentarios