Stanley Kubrick explicó enigmático final de “2001: una Odisea del espacio” en inédita entrevista
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- Héctor Fuentes
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En el año 1968 se estrenó una de las películas más enigmáticas en la historia del cine, “2001: una Odisea del espacio”, cinta dirigida por el reputado cineasta Stanley Kubrick y que marcó un hito por su estilo de comunicación visual, sus revolucionarios efectos especiales, su realismo científico y sus proyecciones metafísicas y vanguardistas. Y que, por cierto, sorprendió a la audiencia mundial por su misterioso final.
La cinta, que abordaba temas como la evolución humana, la tecnología, la inteligencia artificial y la vida extraterrestre, comenzaba mostrando en la prehistoria la vida salvaje de un grupo de primates en la sabana africana. Repentinamente, un día uno de ellos descubría en las afueras de su cueva un misterioso monolito, un bloque ortoédrico perfecto de color negro de varios metros de altura con proporciones 1x4x9, que provocaba la alarma en el grupo y un primer momento de confusión y miedo.
Los primates, pasado un tiempo, se acercaban con más confianza al monolito, llegando incluso a acariciarlo en supuesta señal de reverencia. La película sugería que el enigmático y perfecto bloque de color negro comenzaba a motivar ciertos cambios en la conducta de los primates, que adquirían un cierto grado de conciencia sobre los recursos disponibles que tenían para sobrevivir. De ese modo, uno de los simios descubría cómo utilizar un hueso como herramienta y arma. A la mañana siguiente, el grupo de primates le arrebataba el control de una charca a una manada rival, matando en el proceso al líder de ésta, usando el hueso como arma.
Exultante con su triunfo, el primate vencedor lanzaba su hueso al aire, produciéndose una enorme elipsis temporal en la narración: el hueso que ascendía en el aire pasaba a convertirse en una nave espacial que, al ritmo de una conocida pieza de música clásica, surcaba el espacio entre la Tierra y la Luna en el año 1999.
A contar de este momento, la película se centraba en un equipo de astronautas que trataba de seguir las señales de radio emitidas por un extraño monolito –idéntico al encontrado por los primates en la tierra- hallado en la Luna y que parecía ser obra de una civilización extraterrestre. Los astronautas, maravillados al contemplar algo tan perfecto e insondable y que parecía haber sido enterrado intencionadamente, quedaban doblemente sorprendidos cuando en el momento en que comenzaba a amanecer en esa parte de la Luna, el monolito, al recibir el primer rayo de sol, emitía una potente señal acústica.
Dos años después en la trama, la película abordaba el viaje de la nave espacial “Discovery 1″, que viajaba a Júpiter con cinco tripulantes, tres en hibernación y dos despiertos (David Bowman y Frank Poole), y un potente supercomputador de última generación, llamado HAL, que gobernaba la nave utilizando inteligencia artificial, lo que le permitía comunicarse con los humanos mediante el habla. El problema era que el computador HAL, al no saber cuál era la misión que debían realizar, se rebelaba contra los tripulantes al sentirse amenazado, matando a cuatro de ellos, hasta que Bowman lograba finalmente desactivarlo. Al quedar desconectado HAL, se ponía en marcha una videograbación que le informaba a David Bowman cuál era su verdadera misión en Júpiter: la investigación del origen de la señal recibida por el monolito en 1999, emitida desde un punto cercano a una de las lunas de Júpiter.
Bowman llegaba finalmente a los alrededores del planeta Júpiter en el Discovery y salía en una de las naves esféricas a investigar un enorme monolito negro que orbitaba la luna Ío y que había sido el origen de la señal recibida en 1999. Al acercarse hacia él, el monolito que parecía sólido tomaba el aspecto de una puerta rectangular y oscura. Y a través de esta «puerta-monolito», Bowman comenzaba en el pequeño módulo espacial un viaje extraño y alucinante, por unos paisajes que a la vista parecían psicodélicos, viajando por gran parte del universo a velocidades superiores a la luz.
El insólito viaje llegaba a su fin cuando Bowman se encontraba dentro de la pequeña nave pero, a la vez, en el interior de una extraña habitación decorada de un modo sobriamente estilizado al estilo Luis XVI, cuyo piso estaba iluminado por paneles electrofluorescentes a modo de baldosas que brillaban con color blanco. El estupefacto Bowman salía de la nave y entraba en la extraña y lujosa sala, donde aparecía una mesa elegante pero muy sobriamente servida. Finalmente, en una rápida sucesión, Bowman se veía a sí mismo en un espejo cada vez más viejo.
Posteriormente, Bowman, ya sin el traje de astronauta y vistiendo una especie de bata de descanso, se sentaba a comer tranquila y solitariamente. Posteriormente, Bowman aparecía moribundo en una lujosa cama y frente a él reaparecía, brillando, el monolito y Bowman, tan envejecido que sus aspectos aspectos corporales parecían casi infantiles, señalaba con uno de sus dedos índices al monolito.
Entonces, repentinamente, Bowman tomaba la forma de un feto humano dentro de una esfera transparente en la cama de aquella habitación, pasando luego a flotar en el espacio sideral sobre la Tierra -el llamado “star child” o “niño de las estrellas”-, al ritmo de la música clásica de Richard Strauss.
El final de “2001: Una Odisea en el espacio” dilucidado por el mismo Stanley Kubrick
Estrenada hace exactos 50 años, la película “2001: una Odisea del espacio” continúa fascinando a los espectadores y generando un intenso debate sobre su simbología y su desenlace, concretamente sobre qué significaba el monolito y la habitación a la que llegaba el astronauta David Bowman después de viajar por los confines del universo. El director de la cinta, Stanley Kubrick, nunca quiso aclararlo públicamente, originando numerosas interpretaciones y teorías sobre el significado de esta clásica película.
Dos décadas después de la muerte de Kubrick, acaecida en marzo de 1999, en YouTube se publicó un video que era parte de un documental televisivo que nunca llegó a emitirse, realizado por el japonés Jun’ichi Yaoi para investigar si se había producido algún tipo de actividad paranormal durante el rodaje de la famosa película “El Resplandor”, protagonizada por Jack Nicholson y filmada por el mismo Stanley Kubrick en 1980.
Durante la grabación, que se mantuvo inédita en una cinta VHS subastada en 2016 a través de eBay, hasta que fue comprada por un ufólogo que finalmente la subió a Internet, Jun’ichi Yaoi aprovechó la presencia de Kubrick para preguntarle por el misterioso desenlace de “2001: Odisea del Espacio”, final que al parecer había dejado descolocado al público japonés.

El director Stanley Kubrick detrás de la cámara durante el rodaje de “2001: una Odisea del espacio”.
Increíblemente, Kubrick, conocido por su carácter agrio y reservado, decidió abandonar por primera vez el secretismo en torno a su obra maestra y le respondió cordialmente a su entrevistador japonés: “He intentado evitar hacer esto desde que salió la película. Cuando simplemente dices las ideas suenan tontas, mientras que si son dramatizadas uno las siente, pero lo intentaré. Se suponía que la idea era que el astronauta David Bowman era atrapado por unos entes parecidos a dioses, criaturas de pura energía e inteligencia que no tienen presencia o forma”.
Kubrick agregó que estos entes o dioses “lo ponen donde supongo que podrías describir como un zoo humano, para estudiarlo, y toda su vida pasa desde ese punto en esa habitación. Y no tiene sentido del tiempo. Parece simplemente que pasa como lo hace en el film. Ellos eligen esta habitación, que es una réplica muy imprecisa de arquitectura francesa. Deliberadamente imprecisa. Porque se estaba sugiriendo que tenían alguna idea de algo que él podría pensar que era bonito pero no estaban seguros del todo. Igual que no estamos totalmente seguros de qué hacer en los zoos con los animales, intentar darles lo que piensan que es su entorno natural. En todo caso, cuando acaban con él, tal como ocurre en tantos mitos de todas las culturas del mundo, es transformado en una especie de ser superior y enviado de vuelta a la Tierra. Transformado en una especie de Superhombre. Sólo podemos suponer lo que pasa cuando vuelve. Es el patrón de muchas mitologías, y eso es lo que intentábamos sugerir.”
Trailer película “2001: una Odisea en el espacio”:
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