El lado “b” de la alta costura
- Annegret Hielscher, ex Guía Canal de Moda
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A la izquierda un diseño de “segundas líneas” de Anne Valerie Hash, a la derecha uno del modisto Karl Lagerfeld.
El Fashion Week de París es una de las muestras más llamativas de la moda mundial, un punto de referencia teñido de alto glamour. En esta oportunidad fue antecedido por un grupo de diseñadores que se atrevió en la pasarela con la presentación de las llamadas “segundas líneas“.
¿Cómo son estas líneas?
Se trata de la derivación de las colecciones de lujo con una reducción de costos en telas, usando generalmente alternativas. En el uso de colores se trabaja con gamas cercanas a la producción industrial en serie. En el diseño, son prototipos en términos generales un poco menos sofisticados e incluso menos, digamos ¿extravagantes? En algunos casos sí, aunque en realidad siguen siendo atractivos que mantienen el sello del autor, que es algo muy importante y que finalmente hace que califiquen para promocionarse en las grandes pasarelas. Pero tampoco se trata de una edición barata o demasiado simplista.
Las segundas líneas son generalmente el verdadero eje de venta de una marca, donde se exponen productos que se van directo al comercio. Las presentaciones se llevan a cabo en lugares alternativos a los palacios lujosos, espacios preferentes de la alta costura del primer mundo. Para los diseñadores esto se hace más llevadero económicamente porque se saltan la línea de lujo, presentan diseños más asequibles y finalmente la producción total abarata los costos. Tengo que acotar que no todos tienen el respaldo de una casa de moda tradicional, lo que por otro lado confiere un grado de independencia que también se agradece.
Hasta no hace mucho tiempo los diseñadores se sentían avergonzados por sus segundas líneas. No eran tan bien vistas por el entorno de vanguardia y crítica. Pero las cosas cambian al igual que la clientela y las estrategias comerciales. Los diseñadores ahora están reconociendo que las segundas líneas les son útiles y rentables, además de ser un punto de acercamiento a la cotidianidad del público. El lujo de las famosas casas de moda se alterna ahora con colecciones que se reproducen en series ilimitadas.
En el Fashion Week de París la diseñadora inglesa Vivienne Westwood, conocida revolucionaria de la moda en los inicios de su carrera, la diseñadora emergente Anne Valerie Hash y el dúo belga AF Vanderforst mandaron sus líneas más comerciales y accesibles, cuya esencia son looks de varias capas ligeras superpuestas. Estas daban la impresión de que esto era lo que uno se quisiera poner inmediatamente. Las segundas líneas se hallan en el polo opuesto de las colecciones de alta costura -que son la vitrina de la experiencia y el ego de los diseñadores-, con trajes hechos a mano que muchas veces cuestan más que un automóvil de varios cientos de miles de dólares.
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