Sus atuendos, sombreros, sus colores, no podían lucirse sin las joyas. Reina Isabel II es una figura potente en el mundo de la moda y los accesorios también se transformaron en tendencia y en objetos de admiración.

Las joyas de la corona británica, según el sitio “English With Cambridge”, es una de las colecciones más famosas del mundo y pertenecen a distintas casas reales.

Las piezas de oro, plata, diamantes y piedras preciosas conforman coronas, anillos, espadas, insignias y cetros.

En la actualidad, la utilización de estos accesorios, están relacionados con los protocolos, fechas especiales y propios del look de la Reina.

Entre las coronas más importantes está la de San Eduardo, la cual pesa dos kilos de oro con incrustaciones de piedras como turmalinas, zafiros, amatistas y perlas.

También está la corona Imperial del Estado, creada en 1838 para la coronación de la reina Victoria, tatarabuela de Isabel II. Asimismo, una de sus joyas es la llamada “Rubí del príncipe negro”.

En tanto, la corona de la Reina Isabel II es de platino y existen otras piezas como el Cetro de la Cruz y el Cetro de la Palma. Asimismo, hay otras legendarias como el Orbe del Soberano y el Orbe Pequeño.

Entre las espadas destacan la Enjoyada del Ofrecimiento, la del Estado, la de Justicia Espiritual, la de Justicia Temporal y la de la Misericordia.

En el listado también están, entre otros, el Anillo de la Coronación, la Cuchara de Unción y los brazaletes Armillae. La Tiara de la reina María es de las más icónicas de la colección real, también hay un kokóshnik de Rusia.

Isabel II habría modificado su testamento y habría dejado sin herencia de estas joyas, avaluadas en 110 millones de dólares, a Meghan Markle y Lilibeth Diana, hija menor de la exactriz y el Príncipe Harry.