• José Pedro Espinosa, Equipo de Motos
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Hoy la capital de Chile vive una situación de transporte público por lo menos complicada. La implementación del Transantiago no ha tenido éxito.

Foto: Juan Eduardo López, El Mercurio

Usar una moto puede disminuir considerablemente los tiempos de viaje.

Esto ha significado un aumento en los tiempos de viaje, lo que significa una baja en la calidad de vida de los santiaguinos, y por esto mucha gente se ha dado cuenta que la moto es una gran alternativa de transporte personal, lo que a su vez ha sido una gran noticia para los importadores de motos que han visto crecer su mercado de una forma nunca antes vista en Chile.

En Europa todas las grandes ciudades tienen planes de fomento al uso de la moto. Por ejemplo, en Madrid las motos están autorizadas a estacionar sobre la vereda y a usar las pistas “sólo bus”.

Creo firmemente que en Santiago se puede y debe implementar de forma fácil y rápida un “Plan de Fomento al Uso de la Moto”.

Beneficios para todos

Los beneficios no sólo afectan al motorista, sino que tienen efecto en el total del tránsito urbano. Lo más importante y obvio es la reducción de la congestión. El tránsito en Santiago actualmente fluye a unos 25 km/h, en cambio en moto uno se mueve a unos 45 km/h promedio.

Cualquier vehículo que se mueva más rápido que el tránsito promedio está reduciendo la congestión en la medida que está subiendo la velocidad promedio del tránsito.

Esto se explica por la capacidad de la moto de filtrarse entre medio de los demás vehículos en condiciones de congestión alta.

Otra gran ventaja es la menor huella de carbono. La gran mayoría (80% según los importadores) son motos de muy baja cilindrada, que rinden unos 40 km/litro de bencina, esto es unas 4 a 6 veces más que un auto promedio en ciudad, por lo que la cantidad de contaminantes emitidos es proporcionalmente más bajo que los autos.

Pero la mayor ventaja que perciben sus usuarios es la mejoría brutal en su calidad de vida. Un viaje que en el Transantiago dura una hora; en moto dura unos quince minutos, y eso es un gran agrado para el motorista.

Implementar este plan es simple, solo se requieren modificaciones menores en la ley de tránsito y algunos decretos.

Nosotros proponemos cuatro modificaciones:

Foto: El Mercurio

Las motos permiten un desplazamiento más fluido en las zonas de tacos.

1)      Permitir el estacionamiento de motos sobre las veredas salvo en los lugares que se prohíba. Casi todas las veredas de la ciudad permiten estacionar motos sobre ellas sin perturbar el tránsito de peatones, pero también hay lugares de la ciudad donde no es adecuado que se estacionen motos sobre estas. Entonces nosotros proponemos que se cree una nueva señalización de tránsito que prohíba estacionar motos sobre la vereda, la que podrá ser instalada por las respectivas direcciones de tránsito municipales previo estudio, tal como hoy se hace con cualquier señalización de tránsito.

2)      La ley de tránsito actual permite circular entre vehículos detenidos, pero no lo dice explícitamente si no que se deriva del articulado actual. Recomendamos agregar un artículo que lo permita expresamente.

3)      Doble línea de detención en los semáforos. Esta medida ya se aplica con mucho éxito en países europeos. Consiste en dejar la línea de detención actual para las motos, y agregar una segunda línea de detención seis metros más atrás para los autos, de manera que las motos que se filtran entre los autos detenidos lleguen hasta esa primera línea de detención y partan por delante de la masa de autos aprovechando su mejor aceleración.

4)      Diferenciar la tarifa de las autopistas urbanas. Hoy en las autopistas urbanas las motos pagan la misma tarifa que los autos, en cambio en todos los demás peajes del país las motos pagan un 25% de la tarifa de los autos, y queremos que esta relación se mantenga en las autopistas urbanas.