Chile se encuentra entre los tres países con más baja tasa de natalidad de América Latina, con 1,5 hijos por mujer, según cifras del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa). El dato es incluso más bajo que el promedio mundial de 2,2 hijos.

Es importante recordar que incluso el promedio mundial está en sus niveles mínimos desde que se tiene registro. Por ejemplo, según información del Banco Mundial, en los años 60, la tasa de fecundidad en el mundo –es decir, el número de hijos por mujer– era de 5,3.

En el caso puntual de América Latina, países que históricamente tenían altos índices de nacimientos ahora enfrentan un rápido descenso en la tasa de natalidad. Según un informe reciente de las Naciones Unidas (ONU), la región, que antes mostraba altas tasas de nacimientos, ahora refleja una tendencia de declive similar a la observada en países como China, Alemania, Japón y Rusia.

Estos países se acercarán a su punto máximo poblacional en 2024, y se espera que su población comience a bajar, disminuyendo un 14% en los próximos 30 años. El descenso en Latinoamérica ha sorprendido a muchos expertos en demografía, superando incluso las proyecciones previas.

Este declive en los nacimientos se debe, en parte, a factores sociales y económicos, como el acceso a la educación, el mercado laboral para las mujeres y los altos costos de criar un hijo. En muchos casos, las mujeres retrasan la maternidad hasta bien entrada la treintena o más allá, lo que trae consigo nuevos desafíos. En tal sentido, cabe recordar que el hecho que disminuya la tasa de natalidad en un país implica un envejecimiento de la población, lo cual implica un aumento de la presión sobre los sistemas de salud pone en peligro la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, repercute en la escasez de mano de obra, entre otros.

En el caso de Chile, se observa una prevalencia de mujeres entre 25 y 35 años buscando su primer embarazo, pero cada vez es más común ver mujeres de más de 40 años que acuden con el mismo deseo.

Además, una de las cosas que las mujeres evalúan a la hora de traer niños al mundo es que la crianza de un pequeño en el país presenta barreras importantes. Los altos costos en salud y educación, junto con el poco apoyo laboral una vez finaliza el fuero maternal, dificultan que las mujeres puedan balancear la vida familiar y profesional. Esta situación demanda una reforma en las políticas de seguridad social para apoyar a las familias, como ocurre en otros países donde los beneficios sociales son más amplios.