Mujeres que llegan al viejo común con la esperanza de un futuro mejor, de ayudar a sus familias pobres en países en vías de desarrollo. Pero pasan de ser la esperanza de sus seres queridos a esclavas sexuales.

Actualmente en Europa operan gigantescas redes que captan mujeres atractivas en barrios pobres de países también carenciados. Ahí les prometen trabajo y buenos sueldos. Ellas viajan pero cuando llegan a destino se les quitan sus documentos, son encerradas y obligadas a trabajar como esclavas sexuales.

Exactamente eso fue lo que ocurrió con dos mujeres, cuyos testimonios publicó hace pocos días el diario El Mundo de España. Puntualmente, se trata de la historia de Alexandra y Violeta, una rumana y una peruana, cuyos nombres fueron cambiados.

La primera llegó a Madrid hace 12 años. Entonces fue encerrada y obligada a ejercer la prostitución para saldar su deuda con la banda que la llevó a España. Violeta, por su parte, es peruana y estuvo un año en manos del mencionado grupo mafioso.

Alexandra describe ese tiempo prisionera como una estadía en “el infierno”. “Me pidieron los papeles y me dieron una habitación en un piso compartido con 10 ó 12 personas, con cinco o seis chicas más y los hombres que lo controlaban todo. Te dicen: Ahí tienes tu habitación, tu comida, dinero, pero tienes que trabajar para pagar tu deuda”.

Y cuando supo que tendría que prostituirse le mandaron: “Esto es lo que tienes que hacer; si no, podría pasarte algo grave a ti… O a tu familia”. Entonces el miedo se apoderó de ella, hasta hoy. La rumana, que hoy trabaja como tele operadora, asegura que aún le cuesta salir a la calle, que tiene crisis de pánico y que difícilmente podrá volver a tener pareja.

Violeta, por su parte, hace años que no ve a su familia y no sabe cuándo lo volverá a hacer. Respecto a lo que vivió en la calle aseguró: “Hay hombres buenos pero también otros malos, muy malos. Se pasa mucho miedo”. Ella arribó desde Perú con la promesa de un trabajo como esteticista. Sin embargo, la realidad fue otra: “Se me cayó el mundo encima. Me llevaron a la calle y me dijeron: Tienes que tener sexo con quien venga, le cobras y a esperar al siguiente”, reveló.

El problema de la trata de mujeres en España ha adquirido cada vez mayor envergadura. A la dramática situación de encierro, esclavitud y violencia sexual que viven las mujeres, durante la pandemia de Covid-19 se sumó el que por falta de recursos muchas mafias “tiraron” a la calle a sus prisioneras.

Por lo mismo, se han organizado diversos grupos en Europa, como el español centro de mujeres Concepción Arenal, que fue la que está apoyando a Alexandra y Violeta, con la idea de ayudar a estas mujeres y luchar contra la trata de personas en el viejo continente.