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La increíble historia de Patria, la espía rusa que armó y dirigió una gran red en Sudamérica

Todo indicaba que de adulta se convertiría en una tradicional mujer de la élite española, pero tomó un camino distinto.

Guía de: Mujer

De niña bien de la sociedad española a espía rusa y no cualquier espía rusa, llegó a ser la líder del grupo que organizó el Trotzki en México y a líder la división de la KGB para América latina.

No, no es la trama de una nueva serie de televisión, es la historia de Africa de las Heras, conocida como María de la Sierra, Patricia, Ivonne,​ Znoi​, María Pávlovna y Patria. Todo dependiendo del lugar del mundo desde donde se hable ella.

Nació en 1909  bajo el nombre de África de las Heras Gavilán, en Ceuta un enclave español en el continente africano a orillas del estrecho de Gibraltar. Su padre era militar y su madre dueña de casa. La familia gozaba de un buen pasar, hasta la muerte del progenitor en 1930.

Africa de las heras2

Por lo mismo, ella tuvo el privilegio de estudiar en el colegio del Sagrado Corazón en Madrid y terminar su formación en un Monasterio de la ciudad Melilla.

Hasta ahí nada extraordinario, pero su vida cambió y no se conoce específicamente por qué razón comenzó a acercarse al Partido Comunista Español (PCE), primero en su ciudad natal y luego en Madrid.

Tras casarse en 1931 y coincidiendo con la proclamación de la Tercera República en España, Africa empieza a aparecer en los registros del Partido Comunista Español (específicamente en 1930).

Pero su cercanía con los partidos de izquierda se consolida tras el golpe de Estado del general Franco contra el gobierno republicano el 18 de julio de 1936, cuando ya vivía en Barcelona. En esa época, en plena guerra Civil, hace amistad con Caridad Mercader y su hijo Ramón Mercader, quien asesinó a Trotsky en México, evento en el cual Africa tendrá mucho que ver. Además mantiene una relación con Ramón, con quien tiene una hija que será criada por sus abuelos maternos.

Es Caridad Mercader quien introduce a África en las labores de inteligencia soviética, primero como parte de las  patrullas milicianas y como miembro de un grupo que detenía e interrogaba a partidarios del golpe de Estado, según indicó a BBC Mundo Javier Juárez, autor de “Patria, una española en el KGB, una biografía de África de las Heras”.

Sin embargo sus dos grandes mentores son: Alexander Orlov, quien  sirvió de enlace entre los servicios de espionaje soviéticos y el Ministerio de Interior de la España republicana durante la guerra civil. Y Nahum Isaakovich Eitingon fue el encargado por Joseph Stalin de diseñar el plan para asesinar a León Trotsky, quien vivía exiliado en México desde 1938.

El justamente, la habría reclutado para esa operación que implicó que África, bajo el nombre de María de la Sierra, se empleara como asistente del propio Trotsky en México y formará parte central del plan para asesinarlo.

Luego del magnicidio en 1940, Africa se traslada a Moscú -sale de México en un carguero soviético. Sin embargo, desde la capital rusa se muda a Ucrania, donde tendrá un destacado rol como telegrafista durante la Segunda Guerra Mundial.

Permanece ahí hasta concluido el enfrentamiento bélico. Luego reaparecerá en Paris, donde conoce al que será su segundo marido, el escritor uruguayo Felisberto Hernández.

Ese vínculo le permitirá llegar a Uruguay y organizar desde ahí los brazos de la KGB en América del Sur. África se casa con Hernández, gracias a eso consigue la nacionalidad y luego se separa de él, quien nunca supo que su mujer era una espía de la KGB.

Esa relación la define muy bien Javier Juárez: “Él estaba muy enamorado de ella. Evidentemente, ella no. Claramente fue utilizado”.

Sin embargo, ella no dejó Montevideo. Se quedó viviendo en Sudamérica y contrajo matrimonio con el italiano Valentino Marchetti, otro espía enviado por Moscú. Juntos formaron una pareja que parecía normal, pero que desempeñó un papel fundamental en la coordinación de la inteligencia soviética en la región.

Así fue como durante 20 años vivió en Uruguay, coordinando todas las labores de la inteligencia soviética en la región. Y comunicándose con Moscú principalmente a través de una radio que instaló en su departamento. En 1968 (tres años después de la muerte de su marido, de la  que incluso se le ha culpado) volvió a Rusia, sin que nadie a este lado del continente sospechara de ella.

Africa de las heras

En Moscú no descansó, volvió cargada de reconocimientos: con rango de coronel de la KGB y condecorada con la Orden de Lenin, convirtiéndose en una de las pocas  mujeres que figuran entre las figuras ilustres del espionaje soviético.

En sus últimos años en la capital soviética se convirtió en maestra de espías y en experta en América Latina. Falleció en 1988, sólo meses antes del fin de la Unión Soviética.

Hoy su lápida es fácil de reconocer en un cementerio de Moscú, entre las múltiples tumbas escritas en ruso hay una que dice en español “Patria”.

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