A finales de los ’80, Leila Trabelsi conoció a Zine el Abidine Ben Alí, un militar tunecino que se convirtió en su amante. Unos años más tarde, ya era la mujer más poderosa y escandalosa del mundo árabe. ¿Cómo pasó?

Zine el Abidine Ben Alí y Leila Trabelsi

Hija de peluqueros, tenía diez hermanos y solo los varones pudieron ir a la universidad. Ella siguió los pasos de sus padres y abrió su propio salón de belleza.

La información sobre su figura está rodeada de dudas. Aunque gracias a su poder pudo reescribir su pasado, se dice que conoció a Zine el Abidine Ben Alí cuando fue detenida por intentar importar ilegalmente productos cosméticos. Su caso fue tomado por el militar.

De su relación clandestina nació una niña en 1986. Dos años más tarde Ben Alí se divorció de su esposa. Pero entre una cosa y la otra ocurrió lo que marcaría para siempre el futuro de la pareja y de Túnez: un golpe de estado.

Ben Alí se convirtió en presidente del país y, Trabelsi, en primera dama. Se casaron en 1992 y, para entonces, ella había hecho que su familia ingresara en el círculo de poder, al punto que se los consideraba una mafia dentro del gobierno.

Los sobornos, la intervención en empresas y la apropiación de recursos naturales, entre otras cosas, hicieron que Trabelsi llegara a amasar una fortuna de 5.000 millones de euros. El despilfarro en extravagancias era proporcional.

El robo llegó a su fin en 2011, cuando la revolución tunecina sacó a Zine el Abidine Ben Alí del poder. Dicen que él pensó en divorciarse para calmar la ira del pueblo, pero la respuesta de ella fue brutal: amenazó con matar a uno de los dos hijos que tenían en común.

Leila Trabelsi actuó rápido: retiró del banco nacional de Túnez 1500 kilos de oro que tenía guardados en una bóveda (45 millones de euros) y huyó a Arabia Saudita, donde no hay acuerdo de extradición.

Hoy, a sus 65 años y viuda de Ben Alí desde 2019, sigue viviendo en Arabia Saudita y pasea cuando quiere por Qatar y Dubái, con la misma certeza que su pueblo: nunca irá a la cárcel.