Rodeado por el territorio sudafricano, Lesoto esconde una de las realidades más escalofriantes para las mujeres en la actualidad. La violencia sexual llega a tal nivel que se calcula que el 90% de las mujeres ha estado expuesta.

Los últimos años se ha experimentado un aumento significativo en los casos de violaciones y la mayoría de las víctimas son mujeres o niñas. La situación se agrava aún más cuando se considera que cerca del 25% de la población está contagiada de VIH.

¿Por qué son tan comunes las violaciones en este país? Una de las razones de la violencia sexual en Lesoto es la cultura patriarcal que existe. Las mujeres y las niñas son consideradas como propiedad de los hombres y se espera que se sometan a ellos. Junto con ello existe un temor muy grande denunciar por parte de las víctimas y también de  sus familias, debido a la vergüenza, la estigmatización y las represalias.

Tampoco ayuda la situación sociocultural del país, la pobreza, la falta de educación y la falta de acceso a servicios de salud. Es más, en el entendido de que una mujer denuncie una agresión el sistema Judicial tampoco le será muy útil.

Las publicaciones internacionales aseguran que el sistema de justicia de Lesoto es inadecuado y discriminatorio. Muchas veces, los casos no son investigados adecuadamente, lo que repercute en que los violadores no sean juzgados.

La base de todo esta situación es un problema cultural, ya que si bien el país fue colonia inglesa hasta su independencia en 1966 y es en mayor porcentaje cristiano, existen ciertas prácticas ligadas a su origen tribal que dificultan el castigo y condena a las agresiones sexuales, incluso por parte de la propia víctima.

En general, existe la creencia de que la violencia doméstica es un asunto privado que no debe discutirse con extraños. Un estudio realizado por la Commonwealth (2020) informó que aproximadamente un tercio de las mujeres en Lesoto sufren violencia sexual o física en su vida.

El problema está tan extendido, que un informe de la ONG Workers Rights Consortium (WRC), identificó el año pasado que “había una incidencia generalizada de violaciones, agresiones sexuales y acosos en varias fábricas de ropa en Maseru (la capital de Lesoto)”. El informe señala que “más de 120 mujeres de tres fábricas diferentes testificaron que habían sido obligadas a tener relaciones sexuales con supervisores masculinos para mantener sus trabajos”. 

Pareciera que lo que sufre el país africano es una verdadera “epidemia de violaciones”, según la han llamado distintos reportes de entidades internacionales como la Commonwealth y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Y es que no sólo afecta a las mujeres, también los hombres son agredidos.

El Estudio de Indicadores de Violencia Basada en Género de Gender Links detectó que el 86% de las mujeres y el 40% de los hombres en Lesoto experimentaron algún tipo de violencia sexual en su vida.