El nacimiento de Barbie, el icónico juguete de Mattel, tiene una historia fascinante que se remonta a una empresaria estadounidense llamada Ruth Handler, vinculada al mundo de los plásticos y a una muñeca de carácter erótico que vendía en Europa a mediados del siglo XX.

En 1956, mientras disfrutaba de unas vacaciones en Suiza junto a su esposo e hijos, Ruth quedó cautivada por una muñeca que vio en una vitrina. Esta muñeca, llamada Lilly, tenía un diseño más apropiado para adultos, medía 29 centímetros y medio y se vendía en una tienda frecuentada por hombres.

Lo sorprendente era que Lilly estaba inspirada en un personaje de una tira cómica de Bild, de naturaleza erótica y sugerente, destinada a ser utilizada como regalo picante o broma en despedidas de soltero.

Aunque el origen de Lilly era inusual, Ruth vislumbró un potencial comercial en ella. No solo vio la oportunidad de vender muñecas, sino también una amplia gama de accesorios para complementarlas.

Ruth adquirió la muñeca sin dejar que su origen osado afectara su visión. En lugar de mantener su nombre original, la transformó en Barbie, tomando el nombre de su hija Barbara. Por otro lado, el compañero de Barbie, el famoso Ken, fue bautizado así en honor a su hijo Kenneth.

Con este cambio, se dio el primer paso hacia la creación de la Barbie tal como la conocemos hoy en día. En 1959, Barbie hizo su debut en la Feria Internacional del Juguete de Nueva York y fue un éxito inmediato. Con sus 11 pulgadas de altura, piernas largas, cintura estrecha, senos definidos y melena rubia (más tarde también en morena), Barbie lucía un traje de baño blanco y negro hecho a mano.

Su popularidad se disparó, y en el primer año se vendieron alrededor de 350,000 unidades, en parte gracias a su campaña publicitaria durante los intermedios del programa infantil “El Club de Mickey Mouse”.

Desde entonces, Barbie se ha convertido en una de las muñecas más icónicas y queridas en la historia de los juguetes, con innumerables accesorios, temáticas y ediciones que han hecho de esta figura una constante en la imaginación de generaciones enteras e incluso ha inspirado una película.