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No es mentira: La ciencia asegura que las mujeres son más friolentas que los hombres

Descubre cómo la distribución de grasa, masa muscular y hormonas influyen en la percepción de la temperatura.

Guía de: Mujer

Durante la temporada invernal, muchas nos arreglamos  con una primera, segunda, tercera, y hasta una cuarta capa de ropa en algunos casos, para capear el frío, mientras que no es raro ver a varones en polera o con una camisa delgada paseando por ahí.

Y no se trata de casos puntuales, sino que parece ser la generalidad. La ciencia ha revelado que, efectivamente, existen razones biológicas que explican por qué las mujeres tienden a ser más sensibles al frío que los hombres, y viceversa cuando se trata del calor.

Un estudio reciente publicado en National Geographic explica que las mujeres suelen sentir más frío debido a diferencias en la distribución de grasa corporal y la cantidad de masa muscular. Y es que el sexo femenino tiende a tener una mayor proporción de grasa subcutánea, que actúa como un aislante. Sin embargo, la grasa no genera calor como lo hace el músculo. Los hombres, por otro lado, suelen tener más masa muscular, lo que proporciona más calor corporal y les ayuda a mantener una temperatura interna más constante.

Además, según un artículo de la Revista de Medicina y Salud Pública, el flujo sanguíneo también juega un papel crucial. El cuerpo de la mujer prioriza mantener calientes los órganos vitales, lo que hace que la sangre fluya hacia el torso, mientras que en los hombres, la sangre circula de manera más equilibrada hacia las extremidades. Esto explica por qué las mujeres tienden a tener manos y pies más fríos, lo que contribuye a una sensación general de frío.

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La respuesta hormonal es otra diferencia clave. Las hormonas femeninas, especialmente el estrógeno y la progesterona, afectan la capacidad del cuerpo para regular la temperatura. Debido a esto, las mujeres son más susceptibles al frío o al calor en diferentes momentos del mes, dependiendo de la etapa del ciclo menstrual en la que se encuentren.

En cuanto a la percepción del calor, los hombres suelen ser menos sensibles debido a su mayor capacidad para sudar. El sudor es el mecanismo natural del cuerpo para enfriarse, y como los hombres tienen más glándulas sudoríparas, pueden disipar el calor de manera más eficiente.

Con todo esto, puede verse que las diferencias en cómo hombres y mujeres perciben el frío son el resultado de una compleja interacción de factores como la distribución de grasa, la masa muscular, el flujo sanguíneo y las hormonas. Entender esto puede ayudarnos a adaptar mejor nuestro entorno de mejor manera e incluso mejorar la convivencia.

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