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Paola Muñoz y Javiera Garrido, las chilenas que emocionaron a millones en el mundial de ciclismo

Por primera vez, una madre y su hija representaron juntas al país en una prueba de este tipo en pista.

Guía de: Mujer

Las deportistas Paola Muñoz y Javiera Garrido marcaron un hito en el reciente Mundial de Ciclismo en Pista realizado en nuestro país. Por primera vez, una madre y su hija compitieron juntas representando a Chile en una cita mundialista de élite.

Paola Muñoz, de 39 años, es una ciclista veterana y la más laureada de la delegación nacional. Su carrera se ha construido sobre sacrificios, constancia y triunfos. En 2012 se convirtió en la primera chilena en clasificar a unos Juegos Olímpicos en esta disciplina, representando al país en Londres en el Giro y el Tour femenino. Además, ha conquistado múltiples títulos panamericanos en ruta y es considerada una referente del ciclismo chileno. Actualmente compite en la categoría élite y destaca por su versatilidad tanto en pista como en ruta. Radicada en Estados Unidos, combina su vida familiar con la preparación y participación en eventos profesionales.

Su hija, Javiera Garrido, es la promesa de la nueva generación. Con apenas 19 años, ha demostrado talento y determinación en competencias juveniles internacionales y recientemente dio el salto a la élite. Durante la pandemia cambió los saltos ornamentales por el ciclismo, y desde entonces su progreso ha sido sorprendente. En el Mundial de Ciclismo de Pista disputado recientemente en Chile, Javiera participó en pruebas como scratch y madison, mostrando hambre de triunfo y frescura juvenil que complementan la experiencia de su madre.

Más allá de ellas, el círculo familiar también está unido por el deporte: Gonzalo Garrido, esposo de Paola y entrenador de ambas, aporta la guía técnica y estratégica que potencia su rendimiento. Este entorno de apoyo ha sido clave para que madre e hija alcancen juntas el más alto nivel.

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Aunque no compitieron en las mismas pruebas —Paola participó en velocidad por equipos y kilómetro contrarreloj, mientras Javiera lo hizo en scratch y madison—, ambas vivieron con emoción la posibilidad de compartir esta experiencia única. Paola reconoció que ver competir a su hija la llenó de nervios, pero también de orgullo. Javiera, en tanto, valora el respaldo y la sabiduría heredada de su madre, a quien considera su mayor ejemplo.

El Mundial se desarrolló en el Velódromo de Peñalolén, un escenario que impulsa el desarrollo del ciclismo femenino chileno y que fue testigo del entusiasmo del público, cuyo grito de “¡Chile!” resonó en cada carrera.

El desempeño de Paola y Javiera no solo refleja talento individual, sino también el crecimiento del ciclismo femenino en Chile, que hoy cuenta con corredoras en equipos profesionales internacionales y la esperanza de volver a clasificar a unos Juegos Olímpicos, esta vez en pista.

Más allá de los resultados, la historia de esta madre y su hija simboliza continuidad, esfuerzo compartido e inspiración. Paola busca transmitir a Javiera —y a otras jóvenes— no solo técnicas y resistencia, sino también valores de profesionalismo, disciplina y amor por el deporte.

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