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Viene Lila Downs a Chile, y es una excelente noticia: a ella no hay que perdérsela, porque es talento puro, una de esas artistas inolvidables que sólo salen de esta zona del mundo llamada Latinoamérica.

Foto: El Mercurio

Downs lleva en su sangre una mezcla de raíz indígena y norteamericana.

Tiene Lila en su sangre -y por fortuna en su entrega artística- una atronadora fuerza de raíz indígena: su madre, la cantante de cabaret Anita Sánchez, es de origen mixteca. Pero, y ahí está la segunda mitad de su gracia, lleva Lila en el otro bolsillo el pedigrí de un sofisticado padre estadounidense, el profesor de arte y cinematografía Allen Downs. Lila es entonces, gracias a esa fusión humana, una muestra de lo mejor de dos mundos: el de las cepas latinas y el de la inteletualidad norteamericana. Es un producto sofisticado, noble y mestizo.

¿Qué más decir de ella? Antes que nada, oíganla. Escuchen su voz poderosa. Pongan atención en su selección de letras. Disfruten con sus arreglos eclécticos, porque Lila Downs cultiva la mexicanada a su manera.  Canta en inglés y en castellano con pasaporte igual de vigente. Transforma clásicos del país del tequila a los códigos de la música internacional:  traviste el charro en cha-cha-chá, convierte un corrido en una balada celta, se atreve con la escala oriental. En nada de ese ejercicio da muestras de arrogancia, sin embargo. Lo que tras él se adivina es una honesta búsqueda de intersecciones. Para comprenderlo, tal vez lo mejor sea comparar una canción.

La elegida es un clásico: “La cama de piedra”.

1) La versión del mítico Antonio Aguilar, ajustada a las normas clásicas de la ranchera, lo mismo que la de Pedro Infante.
2) La versión, llena de hondo dramatismo, de Lila Downs.

Datos extraoficiales dicen que en Broadway, el epicentro de los musicales, se prepara una comedia basada en el libro “Como agua para el chocolate”. El texto que lanzó a la fama a otro emblema de la creación mexicana, Laura Esquivel, aborda una rocambolesca historia de amor durante la revolución mexicana mientras mezcla recetas culinarias. Según la versión off the record, a cargo de la musicalización de esta versión teatral, que está en plena etapa de preproducción, estará Lila Downs, quien así ampliará un poco más su registro artístico.

En tanto aquello continúa su desarrollo y llega a puerto, en este rincón del mundo merece la pena esperar con ganas a Lila Downs y documentarse mínimamente para saber, por ejemplo, que tiene ocho discos publicados desde 1994 en adelante, casi todos en Narada, uno de los más prestigiosos sellos de música alternativa y jazz del mundo. También que durante estos años de carrera ha desarrollado fructíferas asociaciones con otros músicos, como La Mari (ex voz de Chambao), Chabela Vargas o Caetano Veloso. Y que en sus créditos  está además la música para películas, como “Frida”, el filme biográfico sobre la artista mexicana Frida Kahlo, que le dio una nominación al Oscar a Salma Hayek.

Lila Downs: el 26 de agosto en el Nescafé de las Artes, a las 20:30 horas.