Dieta Mediterránea: Por qué es tan recomendada
- María José Concha, Ex Equipo de Nutrición
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Desde los años sesenta se ha comunicado que la dieta de los países del sur de Europa proporciona beneficios para la salud, disminuye la enfermedad coronaria, cáncer (mama, colorectal, próstata), diabetes, enfermedades asociadas al daño oxidativo e incrementa la longevidad y la calidad de vida.

La dieta mediterránea tiene muchas variantes, dependiendo del país que tomemos como referencia.
Una de las características más relevantes de la dieta mediterránea, es su capacidad de disminuir el riesgo cardiovascular, lo que ha sido demostrado por estudios epidemiológicos.
La acepción “Dieta Mediterránea” como una sola entidad no es correcta, ya que no existe un tipo único de alimentación en la región mediterránea. Más de 15 países bordean el Mar Mediterráneo y sus hábitos alimentarios, los tipos de alimentos producidos y sus culturas culinarias, varían considerablemente.
¿De dónde viene?
El concepto de dieta mediterránea nace del análisis crítico de las dietas, por medio de la selección de los componentes que se asociaban con una mayor expectativa de vida, menor incidencia de enfermedad coronaria y cerebrovasculares, y tasas más bajas de cáncer; dado que las tasas de mortalidad por estas enfermedades eran mucho más bajas.
La dieta mediterránea se caracteriza por ser baja en grasas saturadas y alta en monoinsaturadas, balanceada en ácidos grasos poliinsaturados (omega 6 y omega 3), baja en proteína animal, rica en hidratos de carbono complejos y rica en fibras, lo que se traduce en un consumo relativamente alto de pescado y carnes blancas, cereales y leguminosas, frutas y verduras, aceite de oliva como principal fuente de grasa, una cantidad baja de carnes rojas y vino, consumido con moderación (1-2 copas/día) (8). Es a esta dieta, a la que se le reconocen efectos beneficiosos en varios aspectos.
En las lipoproteínas séricas, disminuye el colesterol total, el colesterol de baja densidad “malo” (c-LDL) y aumenta el colesterol de alta densidad “bueno” (c-HDL). Incrementa la capacidad antioxidante del organismo, eleva los niveles de vitamina C, E, betacaroteno y los polifenoles. Reduce los niveles de presión arterial, lo que puede deberse a que la dieta mediterránea tiene un aporte moderado de sodio y es abundante en potasio y fibra.

Una de las cualidades de los sabores mediterráneos es aumentar la capacidad antioxidante de nuestro cuerpo.
Además, se disminuye el riesgo de trombosis y se protege la reactividad de las arterias (dilatación). En el sistema inmune promueve un equilibrio de los mecanismos de defensa del individuo y disminuye las reacciones inflamatorias.
Basado en este y otros antecedentes, la dieta mediterránea es considerada un modelo de dieta saludable.
Preocupación mundial
Hoy en día, los sistemas de salud a nivel mundial, están muy preocupados por la tasa incremental de enfermedades crónicas no transmisibles. Las enfermedades cardiovasculares ocupan el primer lugar de las causas de muerte en todos los países desarrollados y han emergido como un importante problema de salud pública en las naciones en vías de desarrollo.
Es por eso que la alimentación mediterránea pudiese ser una herramienta útil para proteger la salud, promover una alimentación saludable y prevenir las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
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