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Uno de los atractivos turísticos más llamativos de Tailandia son sin duda alguna los elefantes, quienes son los protagonistas de diversas actividades en los llamados “santuarios” de los paquidermos.

Para los turistas, escenas bonitas. Elefantes compartiendo con personas, jugando, pintando y dando paseos en sus lomos. No obstante, este comercio tiene un “lado b” que es oscuro, brutal y que debiese hacer reflexionar a quienes gustan de estas actividades.

Según consigna National Geographic, los elefantes que comúnmente están en los refugios o santuarios son “separados de sus madres, golpeados y a veces privados de comida”, asegura la web del medio, donde además agregan que muchos de estos animales son domesticados a la fuerza antes de ser vendidos.

En el negocio de los elefantes, quienes se dedican la domesticación de paquidermo ganan aproximadamente 350 dólares al mes por su trabajo y luego de que el entrenamiento concluye el paquidermo puede ser vendido en 80 mil dólares. De aquí que quienes adquieren uno de estos animales lo ven como una inversión que debe ser recuperada lo más pronto posible.

En esa línea, cada refugio recibe al día cerca de 5 mil personas, las cuales al pagar por una entrada de 50 dólares tienen derecho a diferentes actividades con los elefantes, como por ejemplo ver cómo un paquidermo pinta cuadros con su trompa. Lucro, a toda costa.

Pero lo peor, según consigna AFP, tiene que ver con los baños con elefantes. Expertos señalan que esta es una de las actividades más estresantes para los paquidermos. Sobre todo cuando los visitantes son niños demasiado entusiasmados.

En Tailandia existen actualmente cerca de 220 centros que ofrecen entretenimiento con elefantes. De esta cifra, según World Animal Protection, tan solo una decena garantiza condiciones básicas y favorables para estos animales.

Mira fotos que muestran el brutal maltrato animal de los elefantes en Tailandia, donde son una atracción turística: