Cuando se comprometieron en 2010, tanto el Príncipe William como Kate Middleton querían evitar a toda costa que la prensa supiera y que diera la noticia como exclusiva.

Ese era el principal miedo del hijo de la fallecida Princesa Diana, por lo que juntos urdieron un plan para revelar el compromiso antes de que los medios pudieran acceder a la primicia.

El matrimonio se celebró en abril de 2011.

Tras pedirle matrimonio durante unas vacaciones en Kenya, el “royal” se mantuvo en silencio, mientras que su entonces novia decidió guardar el anillo, que le perteneció a Lady Di, en una caja fuerte.

Finalmente, de acuerdo a la biógrafa real Katie Nicholl, el 16 de noviembre decidieron contarle al mundo. Pero no fue sencillo, porque William estaba obligado a tener el consentimiento de la Reina Isabel II primero.

Además, la Monarca tenía que firmarlo, de acuerdo a un acta de matrimonios reales que aún rige en el Reino Unido. Entonces, llegó un llamado telefónico que la tomó por completa sorpresa.

Nicholl afirma que ella tomaba desayuno con el su marido Felipe cuando su nieto le explicó la situación, y que le urgía hacerla pública lo antes posible ante el asedio de los periodistas.

Luego de hablar con el Príncipe Carlos, Camilla Parker Bowles, su hermano Harry y la familia de Middleton, sacaron un comunicado en redes sociales dando a conocer que se iban a casar, dejando atrás la tradición de anunciarlo ellos mismos en persona.