• Alberto Stephens, ex Guía de Realeza
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Entre 1438 y 1740, los Habsburgo fueron una de las familias más importantes y poderosas de toda Europa. En esos años, tuvieron de forma continuada el trono del Sacro Imperio Romano Germánico.

Además, también gobernaron, en distintos momentos de la historia, en Portugal, México, Inglaterra, Hungría, Croacia, Bohemia y España, tras ser fundados por el Conde Radbot en Argovia, actualmente Suiza.

Una de las características que más llamó la atención de sus reyes fue su deformidad facial. Y un reciente artículo de El País, citando a un grupo de expertos, reveló la principal razón.

Carlos II, el rey más joven de toda la dinastía Habsburgo.

Sus rostros estuvieron condicionados por las constantes relaciones sexuales entre familiares. Uno de los casos más llamativos es el de Carlos II, quien fue coronado Rey a los cuatro años.

“No es sólo prognatismo mandibular. Él tenía la nariz muy caída, los ojos muy caídos, los pómulos muy caídos. Tenía una deficiencia del maxilar y se le caía toda la cara”, expresó Francisco Ceballos, uno de los genetistas que investigó sus rasgos.

Felipe IV gobernó durante 44 años en España.

Precisamente, y dada la infertilidad de Carlos II, fue el último soberano de esta larga dinastía. Al no tener descendencia, la rama española de los Habsburgo se terminó.

Felipe IV y Mariana de Austria, los padres de este Monarca, eran tío y sobrina. “La consanguinidad acumulada a lo largo de las generaciones era como si fuesen hermanos, como un incesto”, apuntó el historiador Florencio Monje. 

Fernando II fue Rey de Bohemia, Hungría y emperador sacro germano.