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La Reina Isabel II ha muerto. La soberana del Reino Unido falleció hoy en el Palacio de Balmoral, Escocia, a los 96 años. El Palacio de Buckingham informó: “La Reina murió en paz esta tarde en el Balmoral. El Rey y la Reina Consorte permanecerán en el Balmoral esta noche y regresarán a Londres mañana”.

En las últimas horas, los rumores respecto a su delicado estado de salud cobraron fuerza cuando los miembros de la Familia Real Británica llegaron a la residencia de la monarca.

El martes 6, dos días antes del deceso, la Reina Isabel II había recibido en Balmoral a Boris Johnson y Liz Truss, para aceptar la renuncia del primero y oficializar a la segunda como Primera Ministra.

El encuentro con Liz Truss en el Palacio Balmoral.

Tras la muerte de la Reina, el Príncipe Carlos, de 73 años, es el primero en la lista de sucesión al trono, seguido por el Príncipe Guillermo, de 40 años. La longevidad de Isabel II también convirtió a Carlos en el heredero al trono más longevo de la historia de Inglaterra y en el segundo más longevo de la historia.

Los herederos al trono: Carlos, Guillermo y Jorge.

Isabel II del Reino Unido se convirtió en reina el 6 de febrero de 1952, el día que murió su padre, Jorge VI. Ni ella ni él estaban destinados a ser monarcas, pero un giro del destino quiso que ambos estuvieran al frente de la familia real más poderosa del mundo. Quiso el destino también que Isabel, de solo 26 años al momento de su coronación, el 2 de junio de 1953, se convirtiera en la soberana más importante del siglo XX.

La historia de Occidente durante los últimos cien años pasó frente a sus ojos y la tuvo como protagonista. Pero esto no hubiera sido así si no fuera por su tío. Aquello que llamamos destino, fue la decisión de Eduardo VIII, hermano de Jorge VI y tío de Isabel II, de abdicar al trono para poder casarse con Wallis Simpson, una socialité estadounidense divorciada. Esta relación amorosa que el gobierno británico consideró inmoral marcó la vida de Isabel, del Reino Unido y, posiblemente, de todo el planeta.

Menos de un año como rey, Eduardo VIII abdicó en 1936 en favor de su hermano, Jorge VI, quien gobernó durante 16 años, hasta su muerte, en 1952. Cinco años antes de asumir el trono, Isabel se había casado -enamorada- con Felipe de Edimburgo y había sido madre de Carlos (nacido en 1948) y Ana (nacida en 1950). Siendo reina, varios años después nacieron sus otros dos hijos: Andrés, en 1960, y Eduardo, en 1964.

Ya en el poder, los deberes como soberana de la Mancomunidad la obligaron a realizar giras que la alejaron de sus hijos. Carlos pasó cumpleaños lejos de su madre, enfermó y fue cuidado por niñeras. El deber mandaba. La crianza de Andrés fui distinta. Establecida como soberana y sin tener que recorrer el mundo, estuvo mucho más presente.

Su matrimonio con Felipe no estuvo libre de escándalos. Las infidelidades de él ocuparon titulares, pero la pareja logró salir adelante. Su muerte, en 2021, a los 99 años, fue un duro golpe para la longeva monarca.

Al momento de asumir Isabel II, el primer ministro era Winston Churchill. Desde entonces, vio pasar a 16 primeros ministros. Como cabeza de la Iglesia de Inglaterra, fueron siete los Papas de la Iglesia Católica.

La reina Isabel II junto al Primer Ministro Winston Churchill.

Con 70 años en el poder, Isabel II superó a la otra reina que hizo historia en el Reino Unido: Victoria, su tatarabuela. Además, se convirtió en la segunda monarca de toda la historia en estar más tiempo en el poder, solo superada por Luis XIV de Francia, quien alcanzó los 72 años y 110 días, pero habiendo asumido con solo 4 años.

Su sentido del deber y su carácter inmutable fueron claves en su reinado, pero también motivo de críticas. Fue testigo de la llegada de la televisión y conoció de primera mano sus efectos en el poder: la familia real -la suya y todas las demás- se volvieron objeto de interés más allá de la política. La farándula los hizo suyos, como estrellas de cine.

Pese a lo legendario de su reinado, la reina Isabel II no fue, aun, representada en obras de ficción tanto como se esperaría. Su figura fue observada con lupa a raíz de quien marcó la alianza definitiva entre la realeza y farándula: Diana de Gales. El divorcio de Carlos, los escándalos posteriores y el trágico accidente que se cobró su vida fueron tema de “La reina” (2006), la casi única película que la tuvo como figura principal. Cinta que, pese a toda su historia, giró en torno al accionar de la soberana tras la muerte de Lady Di. Más tarde, llegó “The Crown”, que aunque con sus licencias, mostró una reina más humana desde el momento de su coronación.