No mucho tiempo atrás, Mario Pergolini, un conocido conductor argentino conocido por haberse iniciado en las primeras giras de Soda Stereo, recurrió a una vieja frase, un tanto olvidada: a veces pienso que fue la vida de otro. ¿Lo dijo alguna vez George Harrison, no? Los 90s parecen más lejanos que nunca en este 2023 donde, finalmente, la cultura pop quedó atrás.

¿Qué sentirá Cecilia Amenabar, una mujer de 52 años que supo ser una de las jóvenes más bellas de Chile y enamoró al rockero argentino en su momento de mayor exposición continental? ¿Cómo regresar a una vida “normal” luego de haber vivido en la fantástica burbuja de la cultura rock, las giras, las drogas, los hoteles, las grouppies y las sesiones?

Cuando Gustavo Cerati sufrió el ACV que lo tendría cuatro años en stand-by hasta su muerte, Amenabar se mudó a Buenos Aires para estar cerca e él y la familia. Aquellos años supusieron una pausa también para su carrera profesional.

Hoy, Cecilia sigue ligada a la música. Realiza videos (se define “videasta”), documentales, es DJ y artista. Pero siempre desde un bajísimo perfil que evita las fotos y las entrevistas. Se sabe que en 2002 fundó un sello llamado Casa del Puente Discos, aún en operatividad. Y en 2016 había anunciado varios proyectos, entre ellos una línea de lencería llamada “Cexy” que promocionó con un sonoro desnudo, cuando andaba por los 44. Pero luego de alguna presentación en público, vuelve a ocurrir lo de siempre: Cecilia vuelve a desaparecer.

El mejor modo de saber de ella es a través de las redes sociales de sus hijos, los famosos Benito y Lisa. Allí cada tanto Cecilia aparece y desaparece, para sus fans, que los tiene aún, demasiado poco.