Hubo algunos anteriores, pero el gran inicio masivo de las teorías conspirativas comenzó allá por 1966 cuando algún detallista lanzó la bomba: Paul McCartney había muerto pero los tres Beatles sobrevivientes lo habían reemplazado rápidamente para seguir el negocio. Las explicaciones se han dicho mil veces. Pero allí faltan varias cuestiones básicas: la más importante, que Lennon no quería seguir con los Fab Four y lo demostraría apenas dos, tres añitos después al separar la banda. Los críticos del rock (¿conservadores?) suelen ver a todos de su condición: el rock nunca evitó el dinero, pero lo puso por debajo de varios puntos más urgentes. Por ejemplo, debajo del arte.

Claro que luego las teorías se expandieron más allá de sus fronteras. Avril Lavigne es, o fue, ya lo discutiremos, la estrella pop más rockera de todos. Pero si su carrera se hundió se debe, dicen, porque falleció a los 18 años, allá por 2003. Así como un tal William Shears Campbell  habría reemplazado a Paul, una tal Melissa se puso las pilchas de Avril.

Se supone que Eminen murió en 2006. Y el nuevo rapero hizo valer sus gustos, su visión de vida y las letras. Por eso Eminen ya no es lo que fue. Distinta, pero con la misma aseveración (una rockstar en el pop) vale para Miley Cyrus. Con un asterisco: Miley murió dos veces. O sea, ¿murió la verdadera, allá por el éxito de Hannah Montana y murió luego su doble, allá por 2012? La parca se había encaprichado con ese nombre artístico y se llevaría también a la nueva reemplazante.

¿Y Elvis? ¿Recuerdan el capítulo de Alf donde el entrañable extraterrestre estaba convencido de haber visto a Elvis, ya alejado y viviendo en los suburbios?

Una pregunta para terminar: de ser ciertas estas elucubraciones, ¿por qué reemplazaron a estas figuras y no a otras? La primera figura rebelde que se nos fue se llamó James Dean. Pero luego la buena vida comenzó a llevarse a decenas de chicas y chicos jóvenes. Por ejemplo, y ya con el cine, Heather Ledger falleció en pleno boom. ¿Por qué nos lo reemplazaron? Y otra más: en este mundo donde nadie te regala nada, ¡qué suerte que tuvieron estas personas que les dijeron Hey! Me nos caes simpático, serás millonario! Los conspirativistas no se quedan con estas preguntas sin respuesta y prefieren creer. Ellos eligen creer.