Karol G está en la portada de RollingStone. Esa es la verdad. La reggaetonera alcanzó una de las tapas de revistas más prestigiosas del mundo de la música y esto puede anotarse en un hito en la carrera de la cantante.

La cuestión puede desglosarse en dos secciones: una, la portada en sí. Karol G lució fantástica y bien pero bien acorde a lo que ella es: una joven hermosa de este mundo post-pandemia. Karol G parece extraída de una vieja cinta de animé pero no lo es. Es una mujer real, que luce así genuinamente en su vida ordinaria.

Cabello fucsia que enmarca su piel morena, pestañas supertrabajadas al igual que sus uñas, tatuajes por doquier. Hemos visto esta imagen mil veces en la calle a diario.

La portada cayó de maravillas en las fans y levantó océanos de likes en sus redes. Sin embargo, la misma portada despertó reacciones contrarias en los posteos… de la publicación. Los comentarios despedazaron, no a Karol, sino a la revista. Los viejos dinosaurios del rock no quieren saber nada con artistas surgidos de la industria del entretenimiento.

La RollingStone nació en la ciudad de Chicago en plena época de ebullición y estallido del hippismo en contra de la guerra de Vietnam. Se trató de una revista hija dilecta de la protesta social, que tomó al género musical rock and roll como banda sonora. Está claro que Karol no canta esa música, pero tampoco encarna ese espíritu. ¿Gustó o no que una cantante de reggaetón llegue a una revista de la cultura rock?