El reciente “Algún tiempo atrás” es el último libro de Sergio Marchi. El periodista argentino es una eminencia en rock trasandino y con flamante biografía de Gustavo Cerati ha cruzado fronteras. De hecho, es su primer libro (y eso que el hombre ya lleva varios y uno es mejor que otro) que tiene referencias a los “argentinismos”, como si entendiera que este libro va a ser leído por personas que excedan al país de Lionel Messi.

Y entre las tantísimas hojas del emocionante relato, un error que tal vez conocías queda cómico y despierta la sonrisa. Ya todos sabemos que el gran ídolo de Gustavo fue Luis Alberto Spinetta, un músico argentino de élite que participó de las primeras grandes bandas del rock en el otro lado de la cordillera.

En su primer opus solista, “Amor amarillo” (1993), Cerati se sacó las ganas y versionó una de las canciones del “flaco” más emblemáticas, “Bajan”, del lejano “Artaud”, un álbum de comienzos de los 70s. La versión, excelente y con sonido más amable a nuestros oídos, quedó como la obligada al momento de escoger la canción para escucharla.

Pero para el famoso show de Spinetta y las Bandas Eternas, realizado en Vélez en 2009, ocurrió el hecho. Gustavo llegó a ensayar como invitado y en determinado momento, Luis Alberto se animó a comentar algo que hasta entonces se había negado a decirle, sabedor que el hecho lo avergonzaría. Así fue.

Cerati probaba la canción y Spinetta escuchó que Gus cantaba “tibio sin sol”. Para no incomodarlo, esperó a que termine el ensayo y lo llamó a Taverna, el fiel sonidista del lider de Soda Stereo: “es vidrio sin sol”.

Taverna se lo comentó, a la noche, a Cerati y este se puso como loco: “¡No, no, no, la puta madre, me quiero morir!. Encima lo grabé mal en el disco…”, gritó según Juan Morris, autor de otra biografía, anterior a la de Marchi. El autor del flamante texto no duda al sentenciar: para Cerati, aquello fue “la peor vergüenza de mi vida”.