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Los últimos minutos de Soda Stereo: Así fue la despedida definitiva hace quince años

El trío dijo "Adiós" para siempre, con versión original, un 21 de diciembre de 2007.

Guía de: Rock

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La cultura, al revés de cuánto se expresa a menudo, se ha ralentizado en los últimos tiempos. Al menos así lo creemos los rockeros, que no podemos entender lo poco o nada que ha producido el arte en los últimos años. ¿Puedes creer que ya han pasado más años desde que Soda Stereo tocó por última vez con su formación original que toda la vida activa del grupo?

Claro, entre 1983 y 1997 ocurrió de todo: nació la banda, compusieron unos hits que hicieron bailar a toda una generación, mutaron al dark, recorrieron América, grabaron en los EEUU, volvieron al ruedo del rock tradicional trasandino, se hicieron sónicos, se pelearon, filmaron el unplugged, se despidieron. Todo eso, toooodo, en el mismo tiempo que ha pasado desde que Soda se despidiera para siempre. Pero retomemos. Luego de eso, más: Gustavo Cerati pasó por todas las aristas musicales y sonoras, Charly Alberti se dedicó a la tecnología, Zeta formó parte de diversos proyectos, volvieron para una gira colosal, luego Gus se dedicó a un nuevo proyecto y después… ustedes saben. ¿Qué sucedió desde el 2007 para esta parte? Si tu respuesta es Nada, eres rockero.

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El 21 de diciembre de aquel año Buenos Aires dio un respiro al clima. El calor no era tan agobiante y permitió disfrutar del atardecer a los sesenta mil espectadores que se acercaron al mítico Estadio Monumental de River. La fecha era un suceso: Soda superaba el record local de cinco estadios establecidos por los Rolling Stones en los 90s y completaba nueve países de gira.

Las pantallas mostraban set humorísticos mientras el sol se ponía, y cuando sonó la versión en castellano de “Some day one day”, todos supieron que era hora. Gustavo anunció “Bienvenidos a la fiesta del rock”, un auténtico desafío a las viejas críticas que acusaban de frívola a la banda. Empezó a sonar “Juegos de Seducción” y todos entendieron que, efectivamente, el tiempo había pasado y mucho de aquella cultura rocker ya no estaba: nadie se planteaba, ni siquiera, si Soda era o no rock.

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Hubo muchos invitados y todo transcurrió en los carriles previstos. Musicalmente, aquella gira fue un regreso a las fuentes de Soda, tras los cambios y búsquedas de arreglos nuevos que había caracterizado el final de los 90s. Humanamente, fue una reconciliación: con el sonido original del grupo, entre sus componentes, con esos viejos vinagres críticos.

Tras el verano muchos se sorprendieron cuando Gus anunció una nueva gira y disco solista. Es que lo buscado, el éxito de aquella burbuja en el tiempo, ya había sido obtenido. Cerati lo anunció por micrófono a la multitud: “El éxito fue recomponer nuestra relación interna con Charly y Zeta”. Mucho se habló de todo aquello casi en términos esotéricos: ¿Gustavo presintió el final y quiso dejar los asuntos pendientes ordenados? Como sea, su partida nos dejó a todos un poco más solos y mucho más aburridos. Desde entonces sentimos que nada ocurre. Es injusto para los nuevo chicos, claro. Pero en verdad lo sentimos así.

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