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Mago de Oz y su último suspiro

Para bien o para mal, si menciono el término “metal español”, el 99% de las personas, con o sin conocimiento sobre este estilo musical nombrará a los maldecidos e idolatrados Mago de Oz. Y es que esta banda tan particular ha marcado un antes y un después en la escena [...]

Con más de 20 años en la escena, Mago de Oz comenzó como una tímida agrupación de rock, con un peculiar estilo musical, completamente heterogéneo, que llegó a mezclar desde el Power Metal, al tango, el jazz, el rock y el charleston, entre muchos más. Si hay una banda que tiene muchos gustos es la liderada por Txus y sus camaradas.

Lamentablemente no todo es color de rosa. Mago de Oz, tras conocer la fama y la gloria al lanzar, a mi juicio, su mejor placa titulada Gaia, la cual siguió con otras 3 continuaciones logrando una increíble tetralogía que los condecoró con un merecido reconocimiento mundial, consiguió una lamentable involución en lo que es música y en lo que es la industria del metal.

El mayor problema de Mago de Oz fue haber contraído el síndrome conocido como “producción en masa”. Término que en primera instancia no es malo ya que, por el contrario, ayuda a muchas bandas a lograr un posicionamiento, muchas de veces de connotaciones globales. Sin embargo, en el caso de los intérpretes de “La Leyenda de la Mancha”, conocer la fama los llevó a venderse al mercado, a saborear lo simple, pero lo al mismo tiempo lo malo en cuanto a calidad de producción.

Mago de Oaz

Foto: EFE

Los cuatro sobrevivientes de Mago de Oz, luego de la partida de José Andrea.

Por un lado la banda consiguió profesionales producciones, de la mano de múltiples músicos, colaboraciones, por ejemplo Leo Jimenez o Victor García. Pero por otro lado, la banda dejó ese sonido tan original y vanguardista de discos como “La Bruja” y “Gaia”. Dejó canciones épicas como “Jesús de Chamberrí” por verdaderas canciones rock pop como “La ciudad de los árboles”.

Mago de Oz, tal sucubo de su Gaia II abrió sus piernas y se dejó violar por el producto, por la pérdida de identidad, por la horda de menores comprando todos sus productos, vistiéndose de negro, cortándose los brazos y anunciando su odio por Dios y la Iglesia Católica, después de todo, ellos quemaron brujas en el medioevo, o al menos así cuenta la historia.

Tal como Metallica alguna vez también cayó en las garras de las producciones nefastas la hecatombe de Mago de Oz se acabó cuando lanzaron el disco “Gaia III, Atlantia”. A mi juicio es ahí cuando la banda asume que existe un sonido que nunca más volverá a captar, pero por otro lado intenta sacarle el mejor provecho a un esquema bastante power metal de cortes comerciales. Con una historia que los marcó como agrupación, Gaia se acaba dejándonos un mensaje de salvación, la esperanza existe hermanos.

Sin embargo al parecer la venganza de la Madre Tierra ya comenzó, puesto que cuando Mago de Oz parecía alcanzar un relativo equilibrio con su sonido más moderno es cuando José Andrea, el mismo que nos hizo vibrar con “Réquiem” y que nos hizo llorar con “Desde Mi Cielo”, anunciaba su salida de la banda debido a diversos problemas médicos. Una salida en términos amistosos que además nos deja en la pregunta del millón: ¿Qué pasará con Mago de Oz?

Si la banda decide mantenerse en pié debe saber que, indiferente de la elección de un futuro vocalista, saborearán el fracaso y el repudio de todos sus adeptos. Y es que agrupaciones con décadas de vida que deciden cambiar de voz, generalmente nunca terminan en buen puerto. Si bien existen excepciones, la tendencia es a una verdadera muerte de los hijos de Gaia.

Por otro lado, si Txus anuncia un cese final de la agrupación para dedicarse a proyectos personales, podríamos encontrarnos ante una de las despedidas más épicas de la historia del rock/metal español. Una gira para finalizar con la banda sería lo que el público aceptaría y los jóvenes y no tan jóvenes, podrán recordar al Mago de Oz que llenaba Las Ventas en Madrid, que llenaba Mexico, que llenó Chile, Colombia, Ecuador y muchas naciones más.

El recuerdo permanecerá y la historia los recordará como la más magna agrupación vanguardista de los últimos 20 años. Ojalá el público chileno opine lo mismo que quién escribe y colme de alegría el Caupolicán este 16 de noviembre, diciéndole adiós a aquella agrupación que nos hizo reir, gozar, enojar y llorar.

¡Arriba cabrones!

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