La mística que generan Los Beatles tiene explicación. Los Fab Four configuran la historia perfecta: casi como un culebrón de esos que Shakespeare escribió milenios atrás y arrastraban multitudes. Las buenas historias lo tienen todo: ascenso, esfuerzo, anécdotas, gloria, traición, muerte. Todo.

Es por eso que tantas canciones de la banda tiene, también, todo ese background que las explica. Esos temas se compusieron dentro de ese grupo humano en el que todo ocurrió. Concentrémonos en 1965. Lennon atraviesa su periodo de Elvis-Gordo. Se ha hastiado de la fama, de su pareja y vive su vida de famoso y rico como una cárcel. En el disco “Rubber Soul” se encuentra la canción “Nowhere man”. Una de las tantas composiciones que trascenderían de la mítica banda.

“Pasé cinco horas esa mañana tratando de escribir una canción que fuera significativa y buena –explicó años después John a Playboy– , y finalmente me rendí y me acosté. Luego vino ‘Nowhere Man’, con letra y música, todo mientras me acostaba”.

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La canción tuvo una excelente recepción por parte del público y la crítica y recibió la más extraña definición por parte de Paul McCartney, años después: “una canción anti-John”

“Cuando salí a escribir con él al día siguiente –dijo Paul en alguna ocasión–, estaba dando patadas en el sofá, con los ojos muy nublados. Era realmente una canción anti-John. Me lo dijo después, no en ese momento. Me confesó que la había escrito sobre sí mismo, sintiendo que no se iba a ningún lado. Creo que en realidad se trataba del estado de su matrimonio”.

Para concluir, nos quedamos con la última y sagaz observación del bajista: “Fue en un período en el que estaba un poco insatisfecho con lo que estaba pasando. Sin embargo, dio lugar a un muy buen tema. Lo trató como una canción en tercera persona, pero fue lo suficientemente inteligente como para decir: ‘¿No es él un poco como tú y yo?”.