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¿Qué sentido da al trabajo la Generación Y?

Los jóvenes entre 18 y 30 años han disfrutado del acceso a la información y el poder que eso les da.

En el último tiempo he visto como muchas empresas se rompen la cabeza pensando como atraer y mantener el talento de los más jóvenes. ¿Qué caracteriza a la generación Y? ¿Cómo puede una empresa motivar a esta generación a ser parte de su proyecto? Son preguntas habituales y la respuesta parece no ser tan simple.

La generación Y corresponde a las personas nacidas entre 1982 y 1994, quienes hoy tienen menos de 18 años pertenecen a la generación Z, con sus propias particularidades. Más allá de estas clasificaciones, me parece necesario reconocer que las nuevas generaciones traen consigo una historia diferente de la anterior, lo que sin duda las marca y las caracteriza.

Generación Y

Foto: DiarioPyme

A la generación Y le tocó, en general, nacer y crecer en un período alta prosperidad económica, globalizado, con internet e información fácilmente accesible, con bajas tasas de desempleo y con muchas y muy diversas empresas. Es la generación de la información y la tecnología, saben acceder al conocimiento y eso les da fuerza, incluso poder.

Estos datos son importantes si queremos entender la lógica de esta generación, que da por sentado un cierto bienestar, el acceso a las comodidades básicas y a la educación. No es extraño que la generación Y priorice en el trabajo otros aspectos por sobre la seguridad económica. Esperan poder tener un buen balance entre la vida personal y laboral, tener tiempo para desarrollar otros intereses. Además es una generación que se caracteriza por tener mucha autoconfianza sobre todo respecto de su empleabilidad, por lo que si un trabajo no les satisface, renuncian, confiados en que encontrarán otro rápidamente (el promedio de permanencia de la generación Y en un trabajo es de sólo 1,5 años). Es una generación que no cree en una vida de sacrificio para ser feliz en un momento posterior que algún día llegará. Quieren ser felices y lo quieren ahora.

Esta tendencia a la rotación es probablemente lo que más inquietud genera en las empresas, por la pérdida de capital humano. Pero esa no es la única razón por lo que vale la pena comprender cómo es la generación Y, y qué espera de un trabajo.

La importancia radica más aun en el potencial de lo que pueden entregar las nuevas generaciones cuando encuentran un espacio de trabajo que reúne los elementos que buscan, y que permite que entreguen lo mejor de ellos: la capacidad de generar redes y usar la tecnología en favor de eso, de innovar, de realmente comprender y encarnar la diversidad, la capacidad de trabajar en torno a un sentido, entre otras cosas.

Diversos estudios respecto de la generación Y coinciden en que dentro sus prioridades, está la necesidad de hacer una contribución a la sociedad. Son una generación que creció conectada con el mundo, atentos a lo que va pasando, con sus necesidades cubiertas (incluso con un grado de sobre protección), y de alguna forma sienten que les toca devolver. Además son conscientes del poder que genera la asociación y la información, por lo que se sienten capaces de generar cambios.

Es aquí donde entra en el juego la importancia de la Responsabilidad Social, tanto para seducir y potenciar a las nuevas generaciones como para generar valor compartido. No es raro que en una entrevista de trabajo el postulante sea quien pregunte cuáles son las metas últimas de la empresa, cuál es su visión, cómo aporta a la sociedad, cómo se compromete con el medio ambiente. El desafío para las empresas es tomar y potenciar esa inquietud permitiendo que las nuevas generaciones puedan hacer una contribución desde el trabajo que realizan. Desafiarse a crear puestos de trabajo que pongan la sostenibilidad en el centro y que esa sostenibilidad comience por casa, permitiendo el equilibrio entre la vida profesional y personal.

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