Estilos Futbolísticos en la Roja: Luis Tirado, el mentor y pilar histórico del juego de la Selección chilena
Guía de: Selección Chilena
- Jorge Rodríguez Cáceres
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Un lugar común en el fútbol es la frase “cada técnico con su librito” para definir el estilo o Escuela Futbolística que cada director técnico impone en el equipo que tiene a cargo. Algunas de esas escuelas son desechables en el corto tiempo, mientras que otras quedan indelebles. La Selección Chilena no queda al margen de lo anterior, y cuando se habla de escuelas de inmediato surgen los nombres de Fernando Riera y Luis Alamos, los dos más importantes entrenadores que han dirigido a la Roja.
Sin embargo, sus derroteros tienen un mentor común: Luis Tirado, el primer entrenador chileno que dirigió al seleccionado absoluto. Copiapino de origen, don Lucho –como era conocido- es la base de la pirámide de la historia de los entrenadores chilenos. Él percibió, desde fines de la década de los 30, que el desarrollo de nuestro balompié pasaba únicamente por sacarse el lastre de amateurismo que imperaba en el ambiente a pesar de que el profesionalismo se había institucionalizado en 1933.
* Punto de inflexión. Su designación en 1946 como estratego de la Selección Chilena fue un quiebre a lo que se hacía hasta ese momento, donde imperaba la figura del llamado Director de Equipo que podía ser tanto un técnico como un dirigente. Y en donde el capitán del equipo era el que, a fin de cuentas, dirigía en la cancha los movimientos practicados en la previa. Además, las nominaciones al equipo las realizaba una comisión, en donde la opinión del entonces entrenador podía ser tomada en cuenta.
Con Luis Tirado comenzó a hablarse, en propiedad, de entrenador y/o director técnico. Al respecto, de él se escribió que “en cierta forma se adelantó a su época. Entendió que de muy poco sirve la habilidad y la técnica cuando estas facultades no se pueden demostrar sobre la marcha (…) Introdujo la preparación física sistemática en las prácticas semanales y lo hizo con un gran sentido futbolístico”.
* Filosofía de trabajo. Profesor de Educación Física, aplicó los recursos del magisterio en sus prácticas para encarnar en el campo sus conceptos estratégicos. Como lo definió alguno de sus dirigidos, “nos metía bulla con un llavero para obligarnos a desmarcarnos sin balón. Todos esos recursos pedagógicos los usaba con espíritu jovial impregnado de una típica malicia criolla”.
Pero además marco pauta fuera de la cancha, abogando por el profesionalismo en todas las esferas, incluyendo al directivo. También, no era partidario de contratar mucho futbolista extranjero, por el perjuicio en el desarrollo de los equipos infantiles y juveniles de los clubes, aspecto que Tirado defendió permanentemente.
Sobre el tema, la revista Estadio redactó del nortino que captó el espíritu de las evoluciones tácticas que trajeron la país linajudos colegas suyos como el húngaro Francisco Platko y el argentino Alejandro Scopelli. “Lucho Tirado comprendió que ése era el camino (…) dotar a nuestro fútbol de procedimientos y normas a tono con la idiosincrasia de sus cultores, para producir en equipo lo que no podía lograrse con escasas individualidades”, publicó el seminario.
El objetivo de Tirado era que, ante el talento innato de los argentinos y brasileños, el equipo chileno necesitaba apelar al “estado físico, método, disciplina. Tirado era un preparador de equipos excelente, tenía a la gente a punto (…) La Selección entró a representar entonces un padrón definido y generalizado que correspondía al juego común en la competencia, un padrón que no podía resultar extraño a ningún jugador, un fútbol de matices simples y efectivos”.

Don Lucho acompañado de sus jugadores. La relación entre ellos fue cercana y cómplice, pero manteniendo el respeto que debe haber entre jefe y dirigidos.
* Sistema de juego. Táctico por definición y conocedor detallista del medio, apelaba en sus equipos el balance en la alineación, tanto en la defensa como en el ataque, sin descuidar la marcación al rival –fundamentalmente, el hombre a hombre-. También, proponía en sus equipos velocidad en el juego propiciado por un buen estado físico de sus jugadores.
Al asumir en 1946 aplicó el esquema en boga, el 3-2-5 donde en la zona defensiva se desempeñaba el denominado “trío posterior”, encargado de la marca del centrodelantero y aleros rivales. En el medio, los llamados halves se transformaron en volantes –uno defensivo y el otro, de apoyo- mientras que los interiores (el “8” y “10”) retrocedieron algunos metros para conformar un cuadrado que era la base del equilibrio defensivo-creativo del equipo.
A pesar de este planteamiento del sistema, aprovechó su calidad de estratego para realizar variaciones que lo llevaron a anotar logros con la Roja. Por ejemplo, en 1952 consiguió el segundo puesto en el Torneo Panamericano disputado en nuestra capital, donde a Enrique Cua Cuá Hormazábal, supuestamente wing derecho, lo alineó suelto por la banda para permitirle realizar labores creativas. Fue la previa de lo que poco tiempo después el jugador nacido en Santiago Morning y consagrado en Colo Colo inscribió como volante “8” gracias a su habilidad en el dominio del balón y sus pases largos a la medida.
En todo caso, los puntos más altos en la Era de Tirado fueron los subcampenatos en las Copa América de 1955, en Santiago; y 1956, en Montevideo. En el primero de esos torneos, no se hizo problemas en alinear en la línea delantera a, nominalmente, dos centrodelanteros netos: René Meléndez y Jorge Robledo. Sin embargo, al referente de Everton lo enviaba como entreala derecho (“8”) retrocediendo algunos metros para aprovechar su gambeta y buen toque para habilitar al Gringo. ¿No puede ser considerado esto como antecedente a lo que, posteriormente, se conoció como media punta o… 9 Mentiroso, denominación qué tanto obsesiona a Jorge Sampaoli? Bueno, ya se mencionó más arriba que Lucho Tirado fue un adelantado a su época.
* Legado. Todo lo anterior lo traspasó a Riera y Alamos. Es más, el primero comentó alguna vez que cuando realizó sus cursos de técnico en Francia muchos conceptos que le plantearon ya los había repasado con Tirado. En el caso de Alamos, coincidió con don Lucho cuando el maestro dirigió a Universidad de Chile y el Zorro tenía a su cargo las divisiones inferiores azules. Inevitablemente, hubo herencia de conceptos.
En las próximas entregas nos referiremos a las influencias y diferencias entre Fernando Riera y Luis Alanos, las propuestas que en su momento realizaron técnicos extranjeros como el húngaro Francisco Platko y el argentino Alejandro Scopelli más las tácticas “bipolares” de Luis Santibáñez, entre otros entrenadores que alguna vez dirigieron a la Selección Chilena.
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