Sarah Hyland revela los descarnados detalles del peor momento de su vida

La artista de "modern Family" admitió que se sintió frustrada y agobiada.

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Modern Family ya es un clásico de la televisión. La historia de tres familias, enfocada de un modo divertido, es sintonizada por miles de espectadores que disfrutan del espectáculo desde hace 10 años, y cuenta con un elenco reconocido.

Una de las protagonistas de la sitcom es Sarah Hyland, intepretando a Haley Dunphy. Ella hace reír a sus seguidores dentro del show. Pero fuera de él, la realidad de la actriz es muy distinta.

Desde niña, sufrió problemas en sus riñones. El diagnóstico era “displasia renal”, una complicación en el desarrollo de esa parte del cuerpo. Frecuente visitadora de quirófanos, en 2012 llegó un momento crucial para ella y su salud.

Su padre le donó un riñón. La idea del trasplante aparecía como la mejor solución, pero su cuerpo rechazó el órgano y la pesadilla se hizo continua.

Ni una, ni dos, ni tres. La artista de 28 años necesitó someterse a seis intervenciones quirúrgicas en tan solo 1 año y medio. No solo por la displasia, sino también por los trastornos que se sumaron derivados de las operaciones.

Fue en ese momento que dijo “basta”. Semanas atrás, confesó en “The Ellen DeGeneres Show” que pensó suicidarse y tuvo una idea de cómo sería la despedida. 

“Escribí cartas en mi mente dirigidas a mis seres queridos, explicándoles porqué había hecho lo que había hecho y las razones de que hubiera tomado esa decisión, para que supieran que no era culpa de nadie”, reveló.

No quería ponerlo por escrito por miedo a que alguien pudiera encontrarlas. Así de grave era la situación”, describió Hyland, quien para febrero de 2017 optó por operarse para quitarse el “nuevo” riñón. Las dificultades parecían no tener fin.

Llegaron las diálisis intercalados con los episodios de la serie, la hinchazón de su rostro y los siempre crueles comentarios sobre su estado en las redes. Lejos de ocultarse, creyó que mostrar cómo estaba sería útil para otras personas.

Hasta que en septiembre de ese año recibió otro riñón, ahora de Ian, su hermano menor. La situación mejoró, aunque la propia protagonista narró que la felicidad aun estaba lejos de llegar. Sentía que era una “carga”.

En dramáticas declaraciones, señaló que “cuando un segundo miembro de tu familia, alguien a quien supuestamente debes cuidar como un hermano pequeño, quiere darte una tercera oportunidad para vivir, da miedo porque no quieres fallarle”.  

Ahora, entre medicamentos y esteroides, Hyland sigue luchando. Peleando porque la luz no se apague y esforzándose por vivir una vida lo más normal posible.

Revisa (en inglés) el duro testimonio de Sarah Hyland

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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