En 2006, Adam y Shivaun Raff habían fundado Foundem, un sitio web donde se comparaban todo tipo de precios. Lamentablemente, su sueño terminó por el suelo en los próximos meses.

Resulta que uno de los filtros automáticos de Google lo catalogó de spam, haciendo que se ubicará muy abajo en el listado en cuánto a la búsqueda de su página de internet.

Al recordar la historia, en conversación con la BBC, el hombre relató que “estábamos monitoreando nuestras páginas y cómo se posicionaban, y luego vimos que todas se desplomaban casi de inmediato”.

Fue ahí que comenzó una batalla legal que duró 15 años. En junio de 2017 se emitió el veredicto, por el que el gigante tecnológico luchó por revertirlo hasta septiembre de 2024, cuando finalmente el Tribunal de Justicia de Europa rechazó definitivamente sus apelaciones.

Shivaun contó que “al principio pensamos que se trataba de un daño colateral, que nos habían detectado como spam como falso positivo. Simplemente asumimos que teníamos que recurrir al lugar adecuado y que se anularía”.

Pasaron dos años intentando que la empresa levantara la restricción. Nada pasó. Con la demanda que interpusieron, además, se supo que a Google también lo habían denunciado sitios como Kelkoo, Trivago y Yelp.

Uno de los hechos claves ocurrió para la Navidad de 2008. Recibieron un mensaje que alertó de que su página cargaba lento. Pensaron que era un ciberataque, hasta que se dieron cuenta de la intromisión de Google.

“Nos pusimos en contacto con Google y les dijimos: mira, seguro que a tus usuarios no les beneficia hacer que les resulte imposible encontrarnos. Nos ignoraron por completo, básicamente nos dijeron que desapareciéramos”, declaró la mujer.

La sentencia para la compañía resultó ser lapidaria. La Comisión Europea dictaminó que había abusado de su posición, degradando a la competencia para potenciar sus propios motores de búsqueda. Entonces, fue que le aplicó una histórica multa de US$ 2.600 millones.