• Francisco Águila, ex Guía de Tecnología
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“Esta es la muestra viva que #Apple programa la vida útil de sus aparatos. ¿Te ha pasado que al actualizar los programas el equipo se ralentiza? O simplemente ¿Las aplicaciones no te sirven para el sistema operativo? Fui una esclava de Iphone, y los derivados de #Apple durante muchos años”.

El lamento es de la periodista chilena y experta en redes sociales Paola Sepúlveda, quien colgó un mensaje en su cuenta de Facebook dando cuenta de todos los aparatos de esa conocida marca que compró en los últimos años y que han ido quedando obsoletos. Se trata uno de los miles de casos reportados de la denominada obsolescencia programada.

¿Obsolescencia programada? Se trata de “técnicas” usadas por algunas de las grandes empresas para reducir deliberadamente la vida útil de los aparatos, con lo cual aumentan su tasa de reemplazo, es decir, los consumidores se ven obligados a adquirir los nuevos modelos de la marca.

“No es menor que las marcas se aprovechen de nosotros, que somos adictos a la hiperconectividad y la tecnología, ya sea por nuestra profesión o gusto y seamos el blanco perfecto para sus promociones. Aquí una arrepentida más”, señala Sepúlveda en su mensaje en Facebook.

Demanda ante el Sernac y otras ofensivas en América y Europa

A fines del año pasado se presentó el primer proyecto de ley para frenar esta práctica. A ello se suma el hecho de que 130 mil clientes chilenos de la empresa norteamericana Apple, entablaron una demanda colectiva ante el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), denunciando haber sido perjudicados por la obsolescencia programada de sus aparatos.

La alta cantidad de demandantes fue catalogada como “un éxito sin precedentes”, por el presidente de la Organización de Consumidores y Usuarios (Odecu), Stefan Larenas, quien añadió que “la fuerza colectiva de la demanda le debe dejar en claro a los proveedores que infringen la ley que se acabó el tiempo de abusar mediante artimañas tecnológicas de la inocencia, buena voluntad, temor o incluso desidia de los consumidores”.

Mientras que en el Viejo Continente fue en el 2017 cuando se iniciaron las protestas, seguidas de las propuestas de cambio por parte del Parlamento de la Unión Europea, que recomendó  exigir a los fabricantes que permitan extraer y cambiar de forma sencilla las baterías de los productos, la creación de una etiqueta europea que identifique productos de fácil reparación o ampliar los periodos de garantía si los productos pasan más de un mes en el taller.

El año pasado tanto Apple como Samsung fueron multadas en Italia por “obsolescencia programada” en 10 y 5 millones de euros, respectivamente, tras una investigación, mientras que Francia inició pesquisas sobre la primera de las entidades por el mismo problema.

En Estados Unidos, los consumidores no se quedaron atrás e iniciaron una serie de demandas colectivas, que aún se ventilan en los tribunales norteamericanos. A ello se suma que varios estados iniciaron la creación de normativas para castigar estas prácticas de las grandes compañías tecnológicas.